La protección del gato andino patagónico con perros pastores que los ahuyentan de los rebaños y el relevamiento en territorio misionero de la población del mono aullador rojo, diezmada por un brote de fiebre amarilla, fueron dos de los proyectos ganadores del Fondo para la Conservación Ambiental.

Con una práctica que se había perdido y está resurgiendo, la bióloga María José Bolgeri, doctorada con beca del Conicet en la Universidad Nacional del Comahue, trabaja “con perros protectores a los que se cría desde los 45 días con las chivas”.

“El proyecto surge para trabajar con medidas de mitigación del daño de los predadores hacia el ganado, particularmente en la reserva de la Payunia, departamento mendocino de Malargüe, de pequeños productores caprinos”, contó Bolgeri, galardonada en esta octava edición del premio anual que patrocina el Banco Galicia.

El gato andino (Leopardus jacobita) es un pequeño felino que está amenazado en Sudamérica y uno de los cinco felinos del mundo en peligro de extinción.

“El productor tiene que poner al perro a amantar de la chiva, y al tiempo se cree una cabra más. Entonces su grupo de pertenencia es el rebaño y lo cuida de cualquier depredador espantando la amenaza, o de una situación de peligrosidad interpretada por el animal”, describió.

El gato andino está distribuido en Perú, Bolivia, Chile y Argentina, con una población de Patagonia que se cree genéticamente distinta a la de la Puna jujeña.

“Se sabe muy poco, el 50 por ciento del registro de presencia del gato es a través de animales muertos porque los cazan los productores en represalia por la posibilidad de que depreden el ganado como lo hace el puma, aunque la especie se alimenta con un chinchillón que vive en cuevas del roquedal, o de pequeños roedores”, contó la bióloga.