Y es que si algo puede decirse con certeza de los gatos es que son selectivos con las personas con las que se relacionan, en ocasiones ignorando o evitando a las demás, incluso aquellas que son parte de la familia. La gran mayoría de félidos, con la única excepción notable de los leones, son solitarios y viven en núcleos muy reducidos, generalmente formados por una madre y sus crías. Incluso los parientes más cercanos de los gatos domésticos, es decir los gatos monteses, no suelen relacionarse con sus congéneres más allá de la época de cría y son agresivos con los humanos.

Los gatos domésticos han heredado esta predisposición a relacionarse solo con los individuos de su núcleo, en este caso los otros gatos y mascotas con quienes comparten la casa, además de los humanos. Sin embargo, esto no quiere decir que necesariamente establezcan una relación familiar con ellos.

La relación que establecen los gatos con las personas depende de dos factores fundamentales: cómo han sido socializados de pequeños y qué representa cada individuo para ellos a nivel práctico y de cuidado. Así, sus personas “preferidas” serán probablemente aquellas que los alimentan y se ocupan de ellas.

Sin embargo, no necesariamente será así. El período de socialización, que en los gatos se sitúa entre las 3 y las 7 u 8 semanas de edad, es clave. Si en esa etapa tienen una relación preferente con una persona en concreto, esa probablemente seguirá siendo su persona preferida por el resto de su vida, incluso si otros cuidadores se ocupan de él más adelante, ya que la identificará como una figura materna.

Si un gato no ha tenido contacto con personas durante esas semanas de socialización, o su contacto ha sido escaso (por ejemplo, los gatos que han nacido como callejeros), es muy posible que siga teniendo una actitud distante con los humanos durante el resto de su vida, incluso si es adoptado más adelante.

En los gatos domésticos, es fácil identificar este tipo de actitudes ya que estos gatos tienden a refugiarse en sus escondites dentro de la casa y a no buscar activamente el contacto con los humanos. Algunos no se dejan ni siquiera sujetar a menos que se trate de su persona de referencia. Eso no significa que las demás le caigan mal, sino simplemente que no tiene una relación especial con ellas.

¿Por qué los gatos se acercan a las personas que les ignoran?

Los gatos a veces también muestran comportamientos que, desde el punto de vista humano, resultan contradictorios. Por ejemplo, pueden mostrarse huraños con las personas que les profesan mucho afecto y, en cambio, acercarse a aquellas que les ignoran. Pero dichos comportamientos son muy comprensibles si los vemos desde el punto de vista gatuno.

Los gatos aprecian las caricias, pero muchos detestan los abrazos, ya que se sienten aprisionados y para ellos es un gesto de agresión. Del mismo modo, a menos que seamos su persona de confianza, mirarlos directamente a los ojos será interpretado como un desafío e incluso una amenaza. Por ello, si queremos que nos aprecien hay que jugar según sus reglas.

Irónicamente, estas mismas reglas de comportamiento son las que les hacen acercarse a personas que muestran indiferencia hacia ellos, ya que les hacen sentir más seguros al no mirarlos directamente ni buscar su contacto. Desde el punto de vista del gato, esa persona está emitiendo señales amistosas, mientras que quien se le acerca sin que lo desee resulta amenazante.

Así pues, si queremos llevarnos bien con los gatos debemos comportarnos como ellos esperan, especialmente si somos visitantes en su casa, ya que son animales muy territoriales y desconfían de los intrusos. Los que han tenido más contacto con humanos en su período de socialización generalmente llevarán mejor las visitas y puede que incluso se muestren cariñosos, pero deberían tener siempre un espacio donde puedan ir a refugiarse y sentirse seguros.