¿Mito o realidad? Quienes tienen mascotas en casa se habrán encontrado más de una vez con un charco verde en mitad del pasillo. Probablemente, habrán achacado el vómito de su perro o de su gato a que ha comido hierba poco antes, lo cual será casi siempre cierto, pero no la causa de esa ingesta de verde: al contrario de lo que se piensa, no lo hacen para purgarse.

Manuel Peinado, catedrático e investigador del Instituto Franklin de Estudios Norteamericanos, explica en ‘The Conversation’ las razones que pueden llevar a los animales de compañía a atiborrarse de hierba para vomitarla poco después. Y no, el mito de que es el método que utilizan perros y gatos para purgarse no es cierto.

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En el caso de los felinos, Peinado cita un estudio que llevó a cabo la Facultad de Veterinaria de la Universidad de California. En esa investigación, se analizó el comportamiento de más de 1.000 gatos que tenían la posibilidad de acceder a un jardín: se pidió a los dueños que vigilaran cada día a sus mascotas, durante al menos tres horas, y los resultados sorprendieron a los humanos.

Como los investigadores pensaban, comer hierba es un hábito muy común: siete de cada 10 gatos lo hacían al menos seis veces diarias durante las horas en las que estaban vigilados; y la mayoría de ellos comía hierba más de 10 veces en ese periodo. Solo un 11%, uno de cada 10 felinos, no mostraba tendencias vegetarianas en sus actos.

Por edades, cuanto más jóvenes eran los gatos del estudio, más hierba comían: cuatro de cada 10 felinos de tres años o menos comían plantas todos los días, mientras que solo el 27% de los mayores de cuatro años, uno de cada cuatro, lo hacía. Además, los mayores vomitaban mucho más que los jóvenes, casi el triple, pero esa cifra llevó a los investigadores a descartar otro falso mito: que comer hierba ayuda a los gatos a expulsar bolas de pelo.

El pasado mes de agosto, una ponencia presentada en Bergen (Noruega) durante el Congreso de la Sociedad Internacional de Etología Aplicada revelaba que “el vómito es simplemente una consecuencia ocasional de comer hierba y no el objetivo”. Comer plantas es algo instintivo para los felinos y se cree que suponía un beneficio evolutivo para ellos.

Los animales que comen hierba no están enfermos, sino que están mostrando un comportamiento instintivo producto de miles de años de evolución

La hipótesis en la que se basa la ponencia es que los gatos conservan una práctica evolutiva que llevaban a cabo sus ancestros salvajes: comían hierba para eliminar los parásitos que vivían en su intestino, procedentes de los animales que ingerían. Aunque hoy ya no les hace falta, sobre todo a los que viven cómodamente en casas familiares, esa práctica es instintiva.

Los perros tampoco se purgan. El autor de la ponencia en Bergen, Benjamin L. Hart, encontró un estudio similar sobre los perros: aquellos que comían hierba no se encontraban mal anteriormente, por lo que la purga no era el objetivo de comer verde, pero tampoco tenía que ver con el tipo de dieta que llevaran, por lo que tampoco servía la hipótesis del déficit alimentario en algún nutriente.

Hart y su equipo creen que los perros más jóvenes “comen más hierba porque su sistema inmunológico no es tan bueno para mantener a raya los parásitos”. Es decir, la misma teoría que en el caso de los gatos. También apuntan a que los gatos comen menos hierba que los perros, lo que podría deberse a que en el pasado evolutivo, los felinos tenían menos infecciones de parásitos que los ancestros de los canes.

En resumen, los animales que comen hierba no están enfermos, sino que están mostrando un comportamiento instintivo producto de miles de años de evolución. Lo mejor, según los investigadores, es que los gatos que viven en casas tengan acceso a plantas no tóxicas para poder masticar, mientras los perros puedan acceder durante sus paseos a hierbas o plantas que no supongan ningún peligro para su salud. Es su instinto.