Foto: Williams Daniel Nuñez

Los especialistas ambientales Martín Blettler y Clara Mitchell realizaron un estudio para analizar el impacto de los plásticos en los animales que habitan en los Humedales del Paraná, el cual será publicado en la revista internacional “Science of the Total Environment”, y determinaron que la fauna tiende a ingerir, enredarse, construir nidos y movilizarse a través de este material.

El informe señaló que en los últimos treinta años el uso de plásticos tuvo un “crecimiento exponencial”, ya que el consumo per cápita pasó de 11,5 kg en 1990 a 43.2 kg en el 2016. Esta situación provocó un aumento en los residuos de este material, los cuales muchas veces terminan en el río y afectan a la fauna que allí habita.

Para poder realizar este estudio, los investigadores realizaron una convocatoria de ciencia ciudadana, en donde voluntarios –y no necesariamente especialistas en ambiente- enviaron fotos o videos de animales interaccionando con plásticos, escenas de las cuales fueron testigos.

La respuesta a la convocatoria sorprendió a la Ingeniera Industrial e investigadora de la Universidad de Rosario (UNR), Mitchell, y al doctor en Ciencias Biológicas e investigador del Conicet y de la Universidad Nacional del Litoral (UNL), Blettler, ya que las fotos recibidas permitieron proporcionar por primera vez “evidencia irrefutable” de las consecuencias negativas que los desechos plásticos tienen sobre la fauna.

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En total se documentaron y analizaron 90 casos de interacciones entre residuos plásticos y animales, los cuales afectaron a 44 especies diferentes.

Como conclusión, se detalló que al encontrarse con plásticos los animales tienden a comerlos, a enredarse con ellos, a utilizar este material para construir nidos o a usar los residuos como lugar de asentamiento o transporte.

Todos estos hechos fueron registrados en fotografías, donde se identificó a un ave intentado tragar una bolsa de plástico; a caranchos atrapados en redes que estaban enredadas en árboles y ramas; a aves y mamíferos –como la zarigüeya o la comadreja- utilizando plásticos para construir nidos; y a mejillones dorando –una especie invasora- transportándose a bordo de botellas, lo que favorece aún más su propagación.

“La mayoría de los enredos con aves, mamíferos, reptiles y peces tuvieron consecuencias letales para los organismos involucrados (casi el 60%). Los enredos con elementos de pesca abandonados y con los anillos de las tapitas de las botellas fueron particularmente peligrosos y relativamente frecuentes en este estudio”, señaló el informe.

Y agregó: “Las aves fueron el grupo más afectado por los residuos plásticos, representando más de un 70% de los encuentros registrados en este estudio y 30 especies diferentes. Muchas de las aves usan los residuos plásticos como material para el nido, con consecuencias negativas como enredos hasta la muerte con los mismos residuos que utilizaron, su ingesta y cambios en la temperatura y humedad natural dentro del nido”.

Al respecto, los investigadores señalaron que se identificó un nidal construido al 100% con tanzas de pescar plásticas y, si bien las consecuencias directas de este hecho están bajo estudio, los especialistas advirtieron que estos materiales podrían favorecer la caída del nido y, de hecho, el mismo fue fotografiado en el suelo.

“Otro caso particular fue un nido que fue construido utilizando cuantiosas cantidades de cubiertos plásticos descartables, decenas de ellos, particularmente tenedores y cuchillos. El peligro potencial de que los progenitores y pichones acaben lesionados o lastimados por estos objetos es claramente alto”, señalaron Mitchell y Blettler.

Finalmente, ambos investigadores destacaron la “imperiosa necesidad” de reducir el empleo de plásticos descartables, así como también de mejorar los sistemas municipales de recolección y tratamiento de residuos, para evitar que los mismos lleguen a la fauna del río.