El pequeño can se encontraba recostado sobre una pared, con las dos patas de adelante levantadas sosteniendo un pollito de peluche, y escuchando las palabras de su compañero.

“No, es que tú no puedes estar haciendo daños todo el tiempo y con tu cara de ‘yo no fui’. Ahora te voy a castigar: te voy a quitar tu pollito. Y tampoco vas más al parque por 15 días”, le dice su amigo.

Con esa cara es difícil enojarse con él…