Una empleada de una universidad de Roma consiguió que le permitieran tomarse dos días de licencia para cuidar a su perro enfermo.

El animal necesitaba un tratamiento de urgencia, y su dueña tenía que faltar a su trabajo para llevarlo al veterinario y luego cuidarlo.

Con el apoyo jurídico de la Asociación Protectora LAV, consiguió inmediatamente que la institución contabilizara esos dos días como descansos pagados por «motivo personal grave o familiar».

Italia es uno de los países con más mascotas por habitante, ya que cuenta con 60 millones de personas y un número similar de animales, de los cuales la mitad son peces.