El eucalipto, un árbol originario de Australia e introducido en la Argentina en el año 1857, es una de las especies arbóreas adoptadas y preferidas por las cotorras para construir sus nidos, señala un estudio realizado por expertos en Ciencias Biológicas y Naturales de nuestro país.

Desde 1870, los eucaliptos se hicieron muy populares entre los colonos europeos, para sombra y protección de las viviendas rurales y más tarde como especie ornamental en los poblados establecidos a lo largo de las vías férreas.

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Así se desprende del estudio elaborado por el doctor en Ciencias Biológicas de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), Enrique Bucher, y la doctora en Ciencias Naturales de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), Rosana Aramburú.

«Las cotorras no tardaron en adoptar» a los eucaliptus, dicen los especialistas, y destacan que «ese importante cambio de conducta de las aves fue muy bien descripto por Ernest Gibson, naturalista y dueño de una estancia en el Tuyú, cerca del cabo San Antonio, en la costa bonaerense».

Mencionan que al arribo del naturalista a la región en 1872, «la cotorra anidaba exclusivamente en los talas del bosque costero. En ese momento solo había tres eucaliptos de un año de edad en los jardines de su estancia, los primeros que se plantaron en la región».

Subrayan luego que el eucalipto «tuvo buena adaptación y rápido crecimiento, por lo que desde 1880 en adelante (Gibson) plantó cientos en la propiedad».

«Hacia el año 1900 muchos de esos árboles habían alcanzado 30 metros de altura, y las cotorras habían comenzado a anidar en ellos», indican los científicos.

Y completan: «Con el tiempo, (las cotorras) abandonaron completamente los bosques de tala. Su preferencia por el eucalipto se expandió rápidamente por toda la región».

Bucher y Aramburú, explican que la preferencia de las cotorras por ubicar sus nidos en lugares de mayor altura posible «responde muy probablemente a la necesidad de disminuir el riesgo de predación por aves, mamíferos y serpientes».