La pichona de cóndor rescatada en la localidad chubutense de Epuyén, conocida como Inés, está en Bariloche y se encuentra bien, pero dado que es más pequeña de lo que se estimaba será trasladada a la Fundación Temaiken en Buenos Aires, para evaluarla y continuar con los protocolos de rehabilitación, según informaron los expertos.

“Esta pichoncita necesita la cría en aislamiento humano para evaluarla”, explicó el presidente de Fundación Bioandina y dirigente del programa de conservación Cóndor Andino de Argentina, Luis Jacome, e informó que “si todo va bien el lunes estaríamos trasladándola a Temaiken, a través de Aerolíneas Argentinas”.

Además, Jacome explicó: “Los cóndores son muy vivos e inteligentes y rápidamente se condicionan a la presencia humana, después no los podés liberar, por eso Inés necesita ir a Temaiken, que es uno de los cuatro centros de rescate que funciona en Argentina”.

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“Una vez que el pichón cae hay que hacerle los estudios, cuando un cóndor cae y alguien lo levanta, una situación de rescate, hay que hacerle estudios al pájaro para saber qué tiene, descartar cosas que puedan ser complicadas, se le hacen placas al animal, más que nada más allá de saber cuál es el estado general del pichón, es ver que no tenga plomo“, explicó el presidente de la fundación.

También, Jacome detalló: “Uno de los principales problemas que tenemos es que los cóndores bajan a comer, encuentran animales muertos, ellos son carroñeros, son los que se encargan de limpiar los campos de focos de infección, entonces cuando hay un animal muerto y lo van a comer muchas veces ocurre que un cazador lo mató, le dejo trazas de plomo o de hecho incluso la bala de plomo entonces cuando los come los envenena”.

“Es gravísimo y ni hablar de que alguien lo pueda balear, que a veces desgraciadamente algún inadaptado le pueda tirar, así que el tema del plomo es clave para saber que el pájaro no tenga problemas por ese lado“, remarcó.

Con respecto a los estudios realizados a la pichona, señalo que “se le hicieron estudios de sangre, estudios de plomo, pero la categoría del animal era chiquito, o sea tiene menos de un año, entonces cuando es así se complica lo que es la suelta”.

Por eso, Jacome explicó que “cuando es un animal chiquito la reintroducción es distinta, porque ellos no saben volar, dónde están sus dormideros, dónde acceder a la carroña”.

El presidente de Bioandina aseguró que en Temaiken se continuará con todos los protocolos de rehabilitación e indicó que “lleva su tiempo, hay que trabajar mucho sobre el pichoncito, pero lo lindo es que está todo bien, tiene todas las chances de volver a ser liberado”

“Pensar que años atrás alguien veía un cóndor, lo mataba y lo colgaba a la alambrada y hoy lo que ocurrió con este condorito es que la comunidad de Epuyén tomó el tema, los vecinos, los bomberos, la policía, la Gendarmería, el veterinario local Juan Pritila, que hizo la asistencia y primeros auxilios, es fantástico”, concluyó Jacome.

Por su parte, el biólogo de la Regional Patagonia Norte de Parques Nacionales, Hernán Pastore, dijo a Télam: “Nosotros, desde Parque Nacionales, prestamos colaboración en trasladar el animal a Bariloche, a donde se le podían hacer estudios, análisis de sangre, placas para ver si tenía algún problema”.

“Los análisis dieron bien, el animal no tiene ningún problema. Se comprobó que es un pichón chiquito y poder liberarlo ahora mismo en el lugar requiere toda una operatoria muy compleja, porque tiene que haber gente en el campo haciendo un seguimiento muy exhaustivo para ver si los padres lo adoptan de vuelta”, señaló Pastore.

Además, el biólogo explicó: “Como eso no se puede asegurar, lo mejor es hacer esta rehabilitación, enseñarle a volar y liberarlo directamente cuando ya sepa volar, por eso es que la mandarían a Buenos Aires”.

Inés fue asistida en Epuyén el fin de semana pasado, en primera instancia por gendarmes del Escuadrón 35 de la localidad aledaña de El Bolsón tras el llamado de los vecinos de la localidad chubutense al encontrase con el cóndor que no podía volar.

Los gendarmes trasladaron a la pichona hasta la delegación de Bomberos voluntarios, donde permaneció bajo el cuidado de veterinarios especialistas en aves rapaces y desde donde se la llevaron a la ciudad rionegrina de Bariloche para realizarle estudios.