La ballena negra del Atlántico Norte recibe la protección de Canadá. Es que se trata de uno de los animales marinos más amenazados del planeta y se encuentra en peligro de extinción. Los expertos calculan que apenas quedan unos 450 ejemplares de esta especie.

En 2017 doce de estos cetáceos murieron en 2017 en el Golfo de San Lorenzo, en Canadá. Tres más fallecieron en el noreste de Estados Unidos. Las autopsias practicadas en siete cuerpos revelaron que los choques con embarcaciones y los daños de los aparejos para la pesca de cangrejo de nieve fueron las causas de estas muertes, de acuerdo al documento hecho público por la Red Canadiense por la Salud de la Fauna.

Stéphane Plourde, investigador del Instituto Maurice-Lamontagne, explicó a Radio-Canadá que el calentamiento de los océanos provoca que las ballenas cambien de rutas para buscar alimento y, de esta forma, los riesgos para estos animales aumentan. La actividad humana aparece como la responsable de estos decesos.

El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, declaró antes de que se conocieran los resultados de las autopsias: «Sabemos que hay que tomar muy en serio las amenazas a la fauna marina. Por eso es que estamos tratando acuciosamente de entender lo que sucedió y asegurarnos de que no vuelva a ocurrir». A mediados de agosto, el Gobierno liberal dio un primer paso: impuso un límite de velocidad de 10 nudos (18,5 kilómetros por hora) a las embarcaciones de más de 20 metros de eslora en el Golfo de San Lorenzo, que circulan habitualmente a unos 15 nudos (28 kilómetros por hora). Sin embargo, la disposición fue calificada de tenue por organizaciones medioambientales y grupos académicos.

El pasado 23 de enero, el Gobierno federal presentó un paquete de medidas dirigidas específicamente a los pescadores de cangrejo de nieve. Ese día, Dominic LeBlanc, ministro de Pesca y Océanos, explicó en conferencia de prensa en Ottawa que los pescadores tendrán que reducir la cantidad de cuerda que flota sobre la superficie cuando las trampas son colocadas en el fondo marino, pintar dichas cuerdas con un color atribuido a cada zona y declarar cualquier desaparición de aparejos de pesca. Dos meses después, el Consejo de Administración Marina (conocido como MSC por sus siglas en inglés) suspendió el certificado de sostenibilidad a la pesca de cangrejo de nieve en el Golfo de San Lorenzo por no cumplir con las normas relativas a la protección de especies amenazadas.

El ministro LeBlanc respondió este 28 de marzo anunciando medidas suplementarias. Por ejemplo, la pesca de cangrejo de nieve en la zona sur del Golfo de San Lorenzo se adelantará unas semanas para que los pescadores puedan capturar las cuotas impuestas. Los aparejos de pesca deberán ser retirados del agua antes del 30 de junio, dos semanas antes que en las últimas temporadas. A su vez, se cerrarán desde el 28 de abril las zonas pesqueras donde hayan sido vistas las ballenas el año pasado o en los sitios que los científicos consideren que llegarán para alimentarse. También se incrementará la vigilancia aérea y marítima. «Estas medidas son importantes para las ballenas y para el futuro económico de la pesca de cangrejo de nieve en el Golfo de San Lorenzo», comentó LeBlanc el pasado mes.

Al final del verano se sabrá si las disposiciones cumplirán con su cometido: proteger de forma contundente a esta especie que puede alcanzar 18 metros de largo y 63 toneladas de peso; la misma que el pueblo micmac —uno de los grupos indígenas de Canadá— siempre ha llamado «la reina de la vida marina».