Después de que centenares de ballenas quedaran varadas en aguas del sur de Chile, científicos investigan ahora el encallamiento de varios cetáceos en las costas del norte del país.

Una enorme ballena del tipo Fin -de unos 14 metros de largo- fue encontrada muerta el fin de semana en las rocas de la playa Aguas de la Zorra, en Coquimbo, unos 460 km al norte de Santiago.

Su hallazgo alertó a los especialistas del estatal Servicio Nacional de Pesca y Acuicultura (Sernapesca), que en los últimos meses han registrado varios comportamientos anormales de especies marinas en el extenso mar que baña las costas chilenas.

«Hemos detectado un aumento en el registro de varamientos de ballenas en la costa, algo que no es normal ya que es raro ver este tipo de eventos en la costa» de esta región, afirmó este miércoles a la AFP Gerardo Cerda, biólogo marino y encargado de Gestión Ambiental de Sernapesca en Coquimbo.

En lo que va del año se han producido tres varamientos de cetáceos en esa zona, mientras que en 2015 se registraron seis: cinco cachalotes -que puede llegar a medir 20 metros- y otro ejemplar de ballena Fin, considerada el segundo animal más grande del planeta detrás de la ballena azul, según un comunicado de Sernapesca.

En años anteriores, los varamientos en esta zona eran casi inexistentes.

Este tipo de ballena arriba a esta zona del norte chileno desde los mares australes entre noviembre y marzo, para instalarse en las islas Chañaral, Choros y Damas, que conforman una reserva marina ubicada a unos ocho kilómetros del continente, conocida por el avistamiento de ballenas, pingüinos, delfines y lobos marinos.

En los últimos cuatro años, la población de cetáceos en esta reserva se ha incrementado exponencialmente, lo que consecuentemente haría también aumentar el número de varamientos, de acuerdo a los especialistas.

«Dado que tenemos más ballenas es más factible también que al morir varen a la costa», afirmó Cerda.

Una de las posibles explicaciones de su mayor presencia en el lugar es el aumento del alimento disponible, el krill, un crustáceo muy apetecido por estos cetáceos.

«Hay un aumento de la productividad marina en esa zona, posiblemente a causa del cambio climático, lo que habría aumentado la diversidad de las ballenas», explicó a la AFP Frederick Toro, veterinario doctorado en medicina de conservación de la Universidad Andrés Bello.

Sernapesca aún no tiene una cifra de cuánto aumentó la población de ballenas. En el caso de los avistamientos, entre 1987 y 1995 se registraron 34, mientras que sólo en 2016 ya se han producido más de una decena.

¿Muerte natural o la mano del hombre?

Tras el hallazgo de los restos de la enorme ballena Fin, especialistas realizaron una investigación para determinar las causas de su muerte.

«Los primeros análisis realizados descartarían la existencia de daños o heridas por el tránsito de embarcaciones, con lo cual se desestimaría que haya muerto por causas antrópicas», explicó Cerda.

«Este animal habría muerto por causas naturales, alguna enfermedad o simplemente por vejez», agregó el especialista.

Su caso se suma a la serie de varamientos que se han registrado en los últimos meses sobre los más de 4.000 km de la costa con las que cuenta Chile, convertidos en algún momento en un verdadero cementerio marino.

El año pasado, la comunidad científica se sorprendió tras el hallazgo de más de 330 ballenas del tipo SEI varadas en una apartada zona del sur de Chile. En julio pasado, en la austral región de Aysén, se detectó otro varamiento de 70 ballenas de un tamaño más pequeño.

Ambos fenómenos están aún en etapa de investigación. En el caso de las más de 330 ballenas, la explicación más aceptada de su muerte masiva es la presencia en la zona de biotoxinas o sustancias tóxicas producidas por algas.

Durante este año también en las aguas del sur chileno miles de salmones murieron asfixiados por una proliferación anormal de algas nocivas (Bloom).

Especialistas apuntan al Fenómeno climático de El Niño -que aumenta la temperatura superficial de las aguas del océano Pacífico- como posible causante de algunos de estos fenómenos.