El hallazgo se produjo en el departamento boliviano de Santa Cruz, en noviembre del 2020, cuando un agricultor conducía su vehículo por una carretera arenosa y observó un animal de color rosa en medio del camino.

Al verlo, el conductor frenó el móvil y, cuando se acercó al animal, se encontró con un mamífero pequeño y algo extraño, cuyo aspecto no encajaba en ninguna categoría. El ser vivo no corría rápido, pero, ante la amenaza humana, empezó a excavar en la arena.

El agricultor decidió recoger al animal para conocer de qué se trataba y lo llevó a su casa. Al investigar en internet, descubrió que podría corresponderse a un armadillo “culotapado” –cuyo nombre científico es esquivo pichiciego chaqueño- uno de los mamíferos más extraños del mundo. Ante tal hallazgo, se contactó con biólogos de su país para conocer más sobre este ejemplar.

Así fue que una comitiva integrada por por el conservacionista australiano Nick Mcphee, el biólogo boliviano Huáscar Bustillos Cayoja, su par Paula Silva y el fotógrafo Iván Gutiérrez se dirigió hacia el lugar para conocer al armadillo y averiguar algo más sobre él.

Este animal habita en los bosques secos la región chaqueña de Argentina, Bolivia y Paraguay, pero rara vez es visto y se estima que no hay muchos ejemplares.

Este armadillo es uno de los más raros del mundo y también se lo conoce como pichiciego mayor, armadillo de Burmeister o tatujeikurajoyava según los guaranís. Otro nombre que se le asigna es el de tatú o coseberu y quienes lo descubrieron, en el siglo XVIII, lo llamaron “el llorón”.

Este animal tiene una cola en forma de escudo, el cuerpo pequeño, casi cilíndrico, un cuello notablemente corto, las orejas pequeñas, los ojos brillantes y un color rosa claro.

Su particular nombre se debe, justamente, a que el final de la espalda está sellada con un escudo que impide que la tierra se deslice hacia atrás cuando excava y le permite moverse en un ángulo de 45 grados.

Los biólogos detallaron que el armadillo se “comporta como un topo en sus adaptaciones a la vida subterránea”, pero destacaron que en vez de cavar para buscar comida o escapar, se sumerge en ella como si nadara y allí vive inadvertido.

El animal utiliza su cola como trípode, ya que al ser larga puede arrastrarla detrás de sí. Además, tiene patas fuertes y desarrolladas, sobre todo las delanteras, que son musculares y fuertes.

Lo que distingue al “culotapado” de los otros armadillos, es que éstos últimos tienen un caparazón duro, mientras que el de los pichiciego chaqueño es blando, como de piel, las escamas son suaves y descubiertas en la parte de arriba. En los lados tiene una capa de pelos delgados y suaves. Esta concisión permite que el animal pueda contornearse por la tierra y moverse sin dificultades en la arena.

Los biólogos también indicaron que este animal “hace ruidos de bebé”, un sonido que le valió el apodo de “el llorón”.