Llama poderosamente la atención la inteligencia de los animales para resolver ciertas cuestiones que sus adiestradores les ponen enfrente: desde animales armando rompecabezas a aquellos que imitan el habla humana. El uso de herramientas en animales y otras muestras de inteligencia desatan la imaginación del hombre.

Por desgracia, esto también ha despertado la explotación de estas habilidades con fines lucrativos: los animales actores y de circo son una muestra de ello, al igual que la explotación de fauna con fines turísticos.

Un claro ejemplo de esto son los elefantes que pintan. Un paquidermo con un pincel sobre su trompa pintando y dibujando sobre el papel y su domador lo acompaña detrás.

Este video es de una zona de Tailandia donde se utiliza a los animales para fines turísticos y, generalmente, el cuidador, aunque parezca que está observando su expresión, cumple un rol de dominador sobre el animal.

Para que sean entrenados en esta actividad, además, deben ser separados de sus madres. La estructura social de las manadas de elefantes es muy compleja, y refleja sus múltiples lazos familiares e inteligencia emocional.

Por desgracia, este entrenamiento no es amable: los entrenadores tiran de las orejas o incluso clavan elementos punzantes aprovechando que están pegados al animal; esto les permite dirigir la trompa del elefante a su antojo.

Estos animales comienzan a pintar sus cuadros junto a su cuidador, posicionado muy pegado al cuerpo del animal. Cuando acaban de pintar el cuadro, estos son subastados y el elefante es premiado con plátanos u otro alimento.

Además, cada elefante tiene un diseño característico que repite día tras día, por lo que los elefantes terminan por memorizar el diseño y lo realizan para no sufrir golpes y recibir su premio.

Lo cierto es que estos animales deberían estar en su habitat natural y no trabajando para el ser humano. Lo ético es no apoyar estos eventos ni que pueden ser traumatizantes para la especie.