Las ballenas azules son el animal más grande del planeta y su tamaño está determinado por el equilibrio entre su mecanismo de alimentación y el tipo de alimento que ingieren, reveló un estudio publicado hoy en la revista Science.

Científicos de Estados Unidos y de España investigaron por qué las ballenas azules son tan grandes -casi 25 metros de largo y 150 toneladas de peso-, para lo que registraron las pautas de alimentación de 14 especies de cetáceos.

El trabajo, publicado esta semana en la revista científica estadounidense, fue el resultado de una colaboración entre científicos de la Universidad de Stanford Jeremy Goldbogen, del Smithsonian’s National Museum of Natural History (Estados Unidos) y de la Universidad de la Laguna (Santa Cruz de Tenerife, España).

Los científicos analizaron más de 10.000 registros de alimentación de catáceos desde Groenlandia hasta la Antártida, lugares hacia donde migran las grandes ballenas en busca de bancos de plancton (pequeños organismos que viven en la columna de agua) y de krill (pequeños crustáceos) del continente helado.

Los registros se obtuvieron mediante marcas digitales DTag no invasivas, que fueron adheridas al lomo de los animales con ventosas y que durante unas horas registraron los movimientos de los animales y sus sonidos.

Estos registros permitieron calcular cuánta energía dedica cada especie de cetáceo a obtener su alimento y cuáles obtienen mejores resultados en función del esfuerzo dedicado.

Así, comprobaron que las ballenas azules o las jorobadas son las más grandes gracias a su eficaz estrategia de alimentación y la gran abundancia de plancton que hay en el planeta.

Las ballenas azules se alimentan por «grandes bocanadas de agua marina que contienen toneladas de alimento de una sola vez y que, además, supone una ingesta tremendamente calórica frente a la que obtienen los cetáceos con dientes que solo ingieren una sola presa cada vez que cazan», explicó a Efe la bióloga española Patricia Arranz.

Cada año las ballenas hacen migraciones de miles de kilómetros para conseguir estas grandes agregaciones de alimento, porque estos grandes viajes «les compensan», concluyó la bióloga.

Por el contrario, las cetáceos dentados como los cachalotes, las orcas o los delfines, tienen una forma de alimentación totalmente distinta: «cazan una presa cada vez, presas, como los calamares, que primero tienen que perseguir para dar caza, y que a veces no compensan el esfuerzo energético requerido para la inmersión a varios cientos de metros de profundidad», explicó Arranz.

«La relación entre la ganancia y uso de energía revela la eficiencia de la búsqueda de alimento de las ballenas y eso da pistas de por qué son grandes y por qué no lo son aún más», concluyó.