Cola, un perro callejero de Bangkok, amputado de sus patas delanteras, ya vagabundea de nuevo gracias a prótesis hechas a medida, similares a las del

campeón paralímpico sudafricano Oscar Pistorius.

La vida de Cola tuvo un dramático vuelco en un día de 2016, cuando un habitante del barrio donde merodeaba le cortó las patas delanteras de un sablazo por haber roído sus zapatos como un vulgar hueso.

Rápida adaptación

Un jubilado británico, John Dalley, instalado desde hace años en Tailandia, se apiadó del perro y se lo llevó al balneario de Phuket, sur del país, célebre por su playa de arena blanca.

Al cabo de un tiempo, Dalley decidió recurrir a una empresa local especializada en prótesis para humanos a fin de que fabricara un par de patas para Cola.

«Es increíble como los perros se adaptan rápido», dice entusiasmado Dalley que además de Cola tiene ocho perros más.

La mala pata de Cola trajo cola ya que Dalley decidió crear una asociación, «Soi Dogs» (soi en tailandés significa calle), dedicada a los perros vagabundos.