Los cerdos mini pig, una variante porcina, domesticada y de pequeño porte, que ganó impacto mediático de la mano de celebridades de Hollywood, se sumó en los últimos tiempos a la lista de mascotas exóticas que integran los hogares argentinos.

Los mini pig, también conocidos como minicerdos o cerdos tacita de té, salen a pasear con sus dueños, quienes los caracterizan como animales muy inteligentes, cariñosos y demandantes, al igual que un niño, según confiaron algunos de sus dueños a la agencia de noticias Télam.

“Es trabajoso. Son como niños de 3 años, requieren mucha atención, tenés que estar constantemente con ellos. No tienen nada que ver con un perro o un gato, son más parecidos a los humanos. Se aburren y son muy inteligentes”, aseguró una joven que vive en el barrio porteño de Saavedra, dueña de dos cerditas que conviven en un departamento con su familia, cuatro gatos y un perro.

“Una vez por día las saco a pasear por el Parque Saavedra y los niños le agarran la cola y las orejas y ellas se dejan. Cuando llueve dejo que se embarren, les encanta. El barro las humecta, y cuando hace calor les da fresco y funciona como repelente”, explicó la mujer, y destacó que “al contrario de lo que se piensa son animales muy limpios, y no tienen olor desagradable”.

La dieta de estos animales es a base de verduras, proteínas vegetales y frutas, especialmente las dulces y calóricas, y comen un kilo y medio por día, aproximadamente. Los mini pig viven entre 12 y 15 años y pueden pesar desde 30 a 100 kilos.

En Argentina comenzaron a llegar hace un años por importadores, ya que el ingreso al país de estos animales no está prohibido por el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa), pero quienes lo hacen deben cumplir ciertas pautas.

Ante el aumento de la demanda de estos animales como mascotas, se establecieron unos pocos criaderos en Argentina, donde los cerdos pueden conseguirse por páginas de internet y redes sociales por un precio promedio de 20 mil pesos.

Por otro lado, el médico veterinario y encargado del programa de porcinos del Senasa, Alejandro Pérez, explicó: “En la ciudad el animal tiene un riesgo insignificante de transmisión de enfermedades de la producción porcina, no así los criaderos que están en la ruralidad”.

Y agregó: “Estos cerdos entraron en un momento de una forma que no fue registrada, entonces hace que no se les haya solicitado ningún requisito. Estos animales son de tipo productivo que se utilizan como compañía, entonces no hay ninguna normativa específica para ese tipo de tenencia. Hay una zona gris, no hay nada para prohibir tenerlos”.