La Reserva Ecológica porteña, donde se pueden ver unas 100 especies de aves en un día, se convirtió en una cita obligada de los turistas observadores de avifauna que llegan al país, quienes colocaron a Argentina en el noveno puesto de los destinos preferidos para esta actividad en constante crecimiento mundial.

El turismo de avistamiento de aves, que mueve casi 80 millones de personas a nivel global, originalmente se realizaba en zonas rurales y ambientes agrestes, pero en los últimos años tiende a desarrollarse en áreas naturales urbanas, como la Reserva Ecológica Costanera Sur, a solo mil metros del centro de la mayor ciudad argentina.

«Todo observador de aves que viene al país para ver aves en Misiones, en las Yungas, la Antártida, la Patagonia o los Esteros, pasa por Buenos Aires y tiene una cita obligada en la reserva», aseguró a Télam Francisco González Taboas, director de Coordinación Institucional de Aves Argentinas, la organización de amantes de las aves más antigua de Sudamérica.

El especialista explicó que el avistamiento de avifauna crece en el mundo de manera sostenida, un poco de la mano de la mayor conciencia ambiental y otro poco por la necesidad de la gente de volver a conectar con la naturaleza.

Por eso, explicó, hay cada vez más adeptos en el país -unos 20.000, estima su organización- y más turistas en el mundo buscan destinos acordes.

«Los lugares preferidos son las reservas urbanas, y Costanera Sur en particular es una de las más importantes del mundo: A mil metros del centro de Buenos Aires podes ver en un día 100 especies de aves, el 10% de las mil especies que hay en el país», remarcó.

La reserva recibe más de un millón de visitantes por año, de los cuales muchos llegan de diversos puntos del planeta interesados en ver las aves que alberga.

Son parte de los que convirtieron a Argentina en el noveno destino preferido para esta actividad a nivel mundial, según el ranking 2019 de The Global Big Day de la plataforma eBird 3.

Con 350 hectáreas, la Reserva Ecológica es el espacio verde más importante de Buenos Aires, y equivale al 25% del espacio verde total de la Ciudad.

Tiene seis senderos, 10 kilómetros transitables y alberga 2.000 especies de fauna y flora, con más del 90% de su superficie cubierta de vegetación.

Entre las aves que más atraen a los extranjeros en esta reserva, están el chajá (propio de Sudamérica), el cisne de cuello negro y algunas especies raras de patos, como el «fierro».

El presidente del Ente de Turismo de la Ciudad de Buenos Aires, Gonzalo Robredo, añadió que también «los mistos, piquito de plata, carpinteros reales, calandrias y jilgueros», entre otros, atraen visitantes de todo el mundo a este espacio verde.

El funcionario porteño resaltó que en diciembre último se inauguró el Centro de Interpretación de la Reserva, que incluye 23 representaciones de especies de fauna nativa a escala natural, con equipamiento de audio y sonido.

«Un detalle complementario es que desarrollamos, en conjunto con expertos, un material para que el viajero pueda ir marcando las aves que ya vio», apuntó Robredo a esta agencia.

La Reserva porteña alberga más de 340 especies de aves; un número que equivale casi el 30% de la avifauna de todo país, el 55% del total de especies de aves que se pueden encontrar en toda España y el 3% del total de aves del mundo.

Según los expertos, en dos horas en sus senderos se pueden avistar más de 50 especies y, con más tiempo es posible llegar a ver un centenar en una jornada.