Por Victoria Musto

El 14 y 15 de mayo, el país vecino vivió una increíble jornada electoral. Repartidos en dos días -para evitar la conglomeración de personas-, los chilenos eligieron alcaldes, gobernadores regionales, concejales y fundamentalmente los 155 miembros de la Asamblea Constituyente de la cual nacerá su nueva Carta Magna.

El país andino celebró el 14 y 15 de mayo unas elecciones, sin dudas, históricas. Como muchos medios titularon, la derrota estrepitosa de la derecha chilena implicó el fin de la constitución heredada del período pinochetista. Sobre este tema entrevistamos, en el programa especial sobre las elecciones chilenas de Café Internacional, a la psicóloga social Isabel Piper, quien dio cuenta de los cambios acaecidos en la subjetividad de la población chilena. Piper sostenía que la población, especialmente desde las manifestaciones del año 2019, ya no teme protestar por sus derechos. En este sentido, la académica afirmaba que la actual constitución no resguarda más derechos que los derechos de propiedad y, en ese sentido, la próxima Carta Magna debe incluir una ampliación en la garantía de los derechos fundamentales, como salud o educación.

Es que, sin dudas, las elecciones mostraron una victoria de la izquierda donde los votos unidos de las listas Apruebo, Apruebo Dignidad y los independientes de la Lista del Pueblo lograron sobrepasar con creces a la lista de derecha Vamos Chile, quienes en unión buscaban obtener un tercio de los escaños para dificultar la promulgación de reformas más radicales.

Por otra parte, el proceso, más allá de los resultados, fue interesante en sí mismo por las innovaciones que sostuvo. Café Internacional entrevistó a Juan José Martín, quien salió electo como constituyente por la lista Independientes No Neutrales por el distrito electoral 12. Martín fue favorecido por el mecanismo de paridad de género. La introducción de los mecanismos de paridad tanto en la conformación de las listas como en la ocupación de las bancas generó que siete mujeres debieran ceder sus bancas a sus compañeros varones, mientras que en otros distritos cinco varones cedieron sus bancas a mujeres. Este beneficio adjudicado más a varones que a mujeres fue una de las grandes sorpresas del proceso.

Otro mecanismo inclusivo, fue la designación de 17 bancas para sectores de pueblos originarios chilenos. Isabel Piper comentaba que, si bien la posibilidad de arribar a una constitución plurinacional es una visión maximalista, el devenir sorpresivo de los hechos en Chile invitaba a pensar en que están dadas las condiciones para que tal horizonte se concrete.

Finalmente, se conversó con Daniel Andrade quien fue candidato por Apruebo Dignidad, sobre la capacidad de los partidos políticos chilenos para representar a la población. Polemizando sobre el descrédito que poseen hoy en día los políticos chilenos, Andrade sostenía que la conformación de la Asamblea Constituyente es una ventana de oportunidad para el ascenso al poder de perfiles nacidos del ámbito popular, que antes no ocupaban cargos políticos. Como sostenía Andrade en el programa, para Chile es momento de desordenar todo para volver a ordenar. Momento de barajar y dar de nuevo.

Sin embargo, la consigna de barajar y dar de nuevo no debería ser únicamente una consigna chilena. La centralidad del proceso electoral y sus resultados radica en ser un laboratorio para el resto de los países latinoamericanos. Como es sabido, Chile exportó su modelo neoliberal a países como Perú o Colombia, los cuales ciertamente están asistiendo a modificaciones estructurales de su sistema de organización social. Las elites políticas de América Latina tienen la chance de comprender que nuevas identidades políticas y nuevas narrativas, como la ecología o la perspectiva de los pueblos originarios, están tomando más fuerza que nunca y sus reivindicaciones poseen cada vez mayor espalda política para tener cabida en el panorama nacional e internacional. Esta es la realidad latinoamericana, donde corren vientos, o mejor dicho, ciclones de cambio. Wind of change.