Todas las semanas se emite por Conclusión un ciclo que buscará acercar la realidad, para poder interpelarla profundamente. Es por ello que Catalejo a lo largo de treinta minutos, abordará diversos temas ligados a la actualidad, cultura, salud, política, opinión e investigación, tratando de amplificar en todos los casos, un imprescindible debate.

En esta oportunidad Gisela Gentile y Alejandro Maidana dialogaron con Karina Lamagna, hermana de Diego, asesinado el 20 de diciembre de 2001 en lo que se denominó el «argentinazo». Diciembre es un mes que estruja la memoria de quienes no olvidan el dolor atravesado por un pueblo masacrado por el estado. Por ello, y en un momento bisagra del país, donde los actores políticos insisten con rancias recetas que no cuajan sin represión, familiares de víctimas de la cruel represión que se cobró 39 vidas para ahogar la rebelión popular del 19 y 20 de diciembre de 2001, siguen de pie ejercitando la memoria y gritando Nunca Más.

Siguen de pie ejercitando la memoria y exigiendo justicia. Un camino espinoso que comparte sus días con una impunidad siniestra que sirve de garante de un status quo que no titubea a la hora de manifestar todos sus tentáculos. Han pasado 22 años de lucha, resiliencia y dolor, en donde las familias han batallado contra la soledad que empuja este tipo de reivindicaciones. Pero lejos de bajar los brazos, siguen exhibiendo su compromiso y dignidad como verdaderos estandartes transformadores.

Karina Lamagna es hermana de Diego, asesinado en Capital Federal por el brazo ejecutor de un estado que había desatado una verdadera cacería humana de aquellos que no habían dudado en exponer su humanidad al servicio de las mayorías. “Es muy difícil hacer el duelo ante una situación como esta, ya que al no poder obtener justicia el duelo es eterno. El hecho de la criminalización de la protesta social es fundamental para que puedan entrar este tipo de medidas”, indicó Lamagna.

Con respecto a la similitud del contexto actual con aquel trágico diciembre de 2001, Karina relexionó: “Se trata de un decreto que no tiene necesidad y urgencia, ya que los más de 300 puntos solo apuntan a avasallar derechos laborales y derogar leyes existentes que sirven de resguardo para el trabajador y la industria nacional. Haber utilizado una fecha de memoria y de docencia para dar a conocer el DNU, es imperdonable. La historia se escribe con hechos y no se puede negar”.