Día de la Antártida Argentina: ¿Por qué se conmemora el 22 de febrero?

El Día de la Antártida Argentina, establecido por la Ley 20.827, conmemora la inauguración, el 22 de febrero de 1904, del Observatorio Meteorológico en la Isla Laurie, Orcadas del Sur, que luego sería la Base Orcadas, un hito histórico que marcó el inicio de la permanencia ininterrumpida de la Argentina en la Antártida. Este año, el Servicio Geológico Minero Argentino (SEGEMAR) dice presente en el territorio a través de su participación en varios proyectos científicos.

La vinculación del SEGEMAR con el continente blanco se remonta a épocas de José María Sobral, quien permaneció dos años consecutivos en la Antártida (1901-1903) como representante del gobierno argentino en la expedición sueca de Otto Nordenskjöld. Inmediatamente después de su retorno de la compleja empresa, Sobral viaja a Suecia para estudiar geología en la Universidad de Upsala donde se doctora en el año 1913. A su vuelta en el país, en 1914, ingresa a la entonces Dirección General de Minas, Geología e Hidrología, convirtiéndose en el primer geólogo argentino de la institución. En 1922 es designado como Director y permanece en el cargo hasta 1931. Durante su dirección se realizó la primera publicación geológica argentina de la región antártica, correspondiente a estudios sobre la glaciación de la isla Laurie en el archipiélago de las Orcadas del Sur (1925). Posteriormente, en 1939, se elaboró el primer bosquejo de la geología del Sector Antártico Argentino y la evaluación de su potencial en recursos minerales.

En esta oportunidad y formando parte de la campaña Antártica de Verano 2022-2023, profesionales del Servicio Geológico Minero Argentino (SEGEMAR) retornan a la región Antártica participando de tres proyectos prioritarios: el inicio del mapeo geológico sistemático a escala 1:1.000.000 de Sector Antártico Argentino, la evaluación de la peligrosidad geológica en Orcadas y la instalación de instrumental destinado al monitoreo de la actividad volcánica en la Isla Decepción. Proyectos realizados en el marco del Convenio de cooperación entre el Servicio Geológico Minero Argentino (SEGEMAR) y el Instituto Antártico Argentino (IAA).

Los proyectos 2023

La Hoja Geológica SP21 corresponde al mapa geológico escala 1:1.000.000 elaborado a partir de la recopilación y actualización de antecedentes bibliográficos y el relevamiento de nuevos datos recogidos durante esta nueva campaña. Entre los objetivos para este mapa se espera llevar adelante el relevamiento de fallas geológicas menores a 4-5 km de traza, su discriminación con fallas con características neotectónicas y el análisis y caracterización de la actividad sísmica en la región del extremo norte de la Península Antártica y mares aledaños. También está prevista la extracción de muestras de rocas para la determinación de edades radimétricas y estudios petrográficos, además de material paleontológico. Asimismo, se llevará a cabo el control de campo de la interpretación geológica hecha a partir del análisis de imágenes satelitales Landsat-8 y ASTER (Advanced Spaceborne Thermal Emission and Reflection Radiometer) y definición de índices espectrales para litologías y alteraciones hidrotermales.

Por su parte, el proyecto de Peligrosidad Geológica de la Base Orcadas (Isla Laurie, Orcadas Del Sur), que tiene como principal objetivo el desarrollo de cartografía de peligrosidad para la mejora del conocimiento del medio físico y la definición y zonificación de potenciales amenazas, permitirá obtener un diagnóstico de la situación actual de sectores aledaños a la base. Esto guiará a los organismos gubernamentales en la elaboración de planes de prevención y de mitigación de desastres. En este sentido, se busca dar asesoramiento para la localización de un refugio de emergencias ante eventuales tsunamis en época estival y evaluar el estado del agua de la laguna proglaciar, de donde se abastece el agua dulce la base, en caso de esta ser afectada por ingreso de agua marina. Por otro lado, los estudios permitirán recoger información para el Inventario Nacional de Peligros y Riesgos Geológicos de la República Argentina.

Además de los proyectos mencionados, el SEGEMAR encarará la instalación de una nueva red de monitoreo volcánico en la Isla Decepción. Esta isla forma parte de las islas Shetland del Sur, y es considerada un volcán activo, con emisiones fumarólicas, anomalías térmicas, procesos de deformación y actividad sísmica. Entre las decenas de erupciones datadas, destacan la ocurrida en 1842 y las 1967, 1969 y 1970, las cuales destruyeron las bases antárticas británica y chilena y forzaron a evacuar la base argentina en la isla. Este proyecto buscará ampliar la red de monitoreo volcánico instrumental en tiempo real del Observatorio Argentino de Vigilancia Volcánica (OAVV) del SEGEMAR, aumentando las capacidades de la República Argentina en materia de monitoreo, gestión y prevención de los riesgos volcánicos en nuestro país, a partir de la emisión de alertas tempranas y la generación de información destinada a autoridades y personal que pueda verse afectado por una potencial erupción del volcán. Esto resulta de vital interés para nuestro país y asociados antárticos, ya que posibilitará garantizar la seguridad de las personas, particularmente aquellas participantes de proyectos científicos y el turismo que se desarrolla en la isla.

Por último, cabe señalar que los tres proyectos prioritarios, Cartografía Geológica, Peligrosidad Geológica en la Base Orcadas y el Sistema de Monitoreo de la actividad volcánica en la isla Decepción, contribuirán a otros proyectos de investigación que se desarrollan en el Sector Antártico Argentino, reforzando la cooperación científica nacional e internacional.

Un refugio de rocas, la primera presencia permanente argentina en la Antártida

Un precario refugio construido con rocas apiladas en la isla Laurie, por una expedición antártica escocesa a comienzos de 1903, se convirtió el 22 de febrero de 1904 en el primer emplazamiento permanente de Argentina en la Antártida y en la más antigua de las presencias constantes de la humanidad en ese continente.

El historiador del Instituto Antártico Argentino (IAA), Pablo Fontana, afirmó que «la toma de posesión por parte de Argentina del observatorio meteorológico y magnético en la isla Laurie, del archipiélago de las Orcadas del Sur, el 22 de febrero de 1904 significa el comienzo de la presencia permanente de la Argentina en la Antártida, la cual ha sido de forma continua e ininterrumpida hasta la actualidad».

Y resaltó que «se trata de un hecho trascendente para la historia nacional, que posee algunos de sus capítulos más apasionantes escritos en ese continente; es un hecho que transforma a nuestro país en pionero a nivel mundial, ya que fue el primero en hacerlo, mientras que los países que nos siguieron en ese camino lo hicieron luego de cuarenta años».

La Argentina marcó -con este acto- la forma de habitar ese continente permanentemente, ya que el sistema implementado -de dotaciones que se renuevan anualmente- luego se transformaría en el sistema hegemónico utilizado por el resto de los países que poseen bases permanentes en la Antártida, explicó el historiador.

«La presencia argentina en la Antártida se remonta, incluso, a la guerra de la Independencia, con el almirante Brown navegando sus mares en 1815 y los foqueros argentinos que cazan en las islas antárticas en 1818/9, e incluso posiblemente antes, emitiéndose entonces la primera legislación nacional sobre aquella región, que autorizaba esta actividad», rememoró.

En ese sentido, contó que «los planes argentinos para establecer una presencia estatal y permanente se remontan a 1880, antes de que comenzara la ‘era heroica’ antártica signada por las famosas expediciones de exploradores en gran parte europeos; sin embargo, en ese momento no se pudo concretar por estar el Estado argentino concentrado en lograr el control efectivo de los territorios patagónicos».

Fontana describió como «épico» al rescate de la Expedición Antártica Sueca de Otto Nordenskjöld, por parte de la corbeta ARA Uruguay.

«Fue ese épico rescate de la Expedición, comandado por el teniente de navío Julián Irízar, el que convenció al Estado argentino de que poseía los medios humanos y técnicos para concretar ese plan; ya con la participación del alférez José María Sobral en la expedición sueca, Argentina tuvo su primer invernante, que permaneció dos años en la Antártida, realizando tareas científicas», contextualizó.

Fontana, que se encuentra ahora en un campamento antártico de dos meses restaurando el Refugio donde invernara Sobral, indicó que «mientras tanto, la Expedición Antártica Nacional Escocesa de William Speirs Bruce se encontraba invernando en la isla Laurie de las Orcadas donde había instalado el observatorio que pasaría a manos argentinas; al retornar Bruce a Buenos Aires y tomar conocimiento del exitoso rescate, decide que Argentina es el país indicado para darle continuidad a las investigaciones en su observatorio, y lo ocurrido en los siguientes 119 años demuestra que estaba en lo correcto. La cercanía con el territorio americano de Argentina no hizo más que reforzar su decisión».

Esa primera dotación que comenzó su invernada ese 22 de febrero de 1904 debió permanecer en la precaria casa habitación de piedras construida por la expedición de Bruce, pero al año siguiente, la corbeta Uruguay llevaría no sólo a una nueva dotación, sino también a una casa habitación mucho más cómoda, que cumplió esa función hasta 1945 y que actualmente funciona como museo bajo el nombre de Casa Moneta, «siendo visitada por turistas de todo el mundo», resaltó por quienes llegan con los cruceros hasta el continente blanco.

El historiador añadió que «esa fue la primera instalación habitacional construida por Argentina en la Antártida y recibe su nombre de José Manuel Moneta, técnico de la Oficina Meteorológica Argentina, que invernó cuatro años no consecutivos en Orcadas durante los años veinte. Allí rodó el primer documental argentino y latinoamericano en la Antártida dando comienzo al cine antártico nacional: ‘Entre los hielos de las islas Orcadas’. Su apasionante libro ‘Cuatro años en las Orcadas del Sur’ da cuenta de la vida cotidiana de los invernantes en la Antártida en aquellos años, así como de sus sentimientos».

«Durante las primeras décadas el observatorio fue administrado por el Ministerio de Agricultura, ya que la Oficina Meteorológica dependía de él, pero con los tensos años de la pugna antártica a comienzos de la década del cincuenta, pasaría a depender de la flamante Fuerza Aérea, luego de la Armada Argentina y hoy lo es del Comando Conjunto Antártico», mencionó.

Allí, la dotación militar junto a los científicos y técnicos de la Dirección Nacional del Antártico y el Instituto Antártico Argentino, los del Servicio Meteorológico Nacional y los guardaparques de la Administración de Parques Nacionales (APN) llevan adelante las tareas científicas y de protección medioambiental «que corresponden a nuestro país como parte del Tratado Antártico y que forman parte de nuestra soberanía antártica», detalló.

El investigador consideró que «Orcadas fue el comienzo de una larga gesta que hoy continúa, con campañas antárticas que se realizan cada verano. Al año siguiente Argentina intentó instalar un segundo observatorio antártico, pero el naufragio del barco de la expedición no lo permitió, retrasando el plan por décadas».

En 1947, finalmente, se concretó esta idea, y así comenzó «una febril época de instalación de bases, lo que transformó a Argentina en el país que posee más bases en el continente antártico: siete permanentes y seis de verano».

Fontana finalizó con una reflexión: «Por su ubicación geográfica, su territorio bicontinental y, ante todo, por su historia, Argentina es una nación antártica. Es momento de asumir esta condición”.

La base antártica Orcadas está ubicada en la isla Laurie de las islas Orcadas del Sur, a unos 1.500 kilómetros al sudeste de la ciudad de Ushuaia, y tiene una temperatura media anual de 4 grados bajo cero.