MIéRCOLES, 27 DE NOV

Instituciones sociales y grupos acceden de forma gratuita a la muestra sobre Van Gogh

Alrededor de cien personas por día disfrutan, en forma gratuita, de la propuesta que se exhibe en el Centro de Expresiones Contemporáneas. El Van Gogh que vendió una sola obra de arte en su vida, que fue preso de una vida tortuosa, se ve redimido en miles de dibujos que le hacen justicia a su figura.

 

La muestra que recupera la figura de Vincent Van Gogh y que actualmente se exhibe en el Centro de Expresiones Contemporáneas (Paseo de las Artes y Estévez Boero), reúne en forma periódica a cientos de personas y también a instituciones que participan de la experiencia con entrada gratuita a través de un convenio público privado.

Desde el 27 de junio y hasta el 25 de julio (con cupos asignados completos), grupos de distintas instituciones visitan la muestra montada a orillas del río Paraná. Cada jornada implica 4 turnos horarios coordinados por personal de las secretarías de Cultura y Educación, y de Desarrollo Humano y Hábitat y el Fondo de Asistencia Educativa (FAE).

De los girasoles a Minecraft

Chicas y chicos del grupo del Plan Municipal de Ajedrez del distrito Sudoeste entran a la muestra. Mientras se sacan guantes, bufandas y algunos se dejan colocado el gorro de lana, los recibe Ezequiel, uno de los guías del recorrido en el que van a conocer parte de la vida del pintor Vincent Van Gogh.

En el inicio del recorrido se muestran los trabajos más representativos de Van Gogh que marcaron su vida y su estilo. La paleta de colores, los retratos, los auto-retratos, los paisajes. Las chicas y chicos miran las obras y textos sin un celular en la mano, con los ojos despejados y la escucha menos dispersa.

Al entrar en la experiencia inmersiva en la que los cuatro lados de la sala están tomados por proyecciones de obras de Van Gogh, el silencio es casi absoluto. Todo es asombro y se escucha una voz en off que replica frases como: «En este momento me estoy descubriendo a mí mismo. Entenderás que mis retratos dicen más que mil palabras».

Mientras se suceden las imágenes y las caras se bañan de luces y colores, la voz de sala trae la voz de Vincent una vez más: «¿Que sería la vida si no tuviéramos el valor de inventar cosas nuevas?».

A este contingente se suman chicas, chicos y docentes de Vecinal Itatí, Casa Cultura Barrio Alvear, Club Atlético Onkel, Vecinal Parque Sur y San Martín A, integrantes de los Consejos de Niñas y Niños; y jóvenes y adultos de la Escuela Municipal de Diseño de Indumentaria y Producción textil. También hay integrantes de un taller on line de ajedrez que, en este caso, salieron de la pantalla para juntarse en la presencialidad, junto a su profesora, Celia Salazar, coordinadora del Plan Municipal de Ajedrez por el Distrito Sudoeste.

Distintas naturalidades

Ezequiel, uno de los coordinadores que recibe y guía a los contingentes a través de los distintos abordajes espaciales y sensoriales, resalta la distinción fundamental en el acceso a la obra de los públicos acorde a la edad y al lenguaje que es más representativo a cada franja etaria. Los grupos que visitaron la muestra y que lo harán hasta el 25 de julio, comprenden primera infancia, adolescentes, adultos y adultos mayores.

Una de las perlas en cuanto a reacciones de los más chicos y de jóvenes es la sección Realidad Virtual, que representa su modo de vivir el presente mediado por tecnologías de la información y la comunicación que ya son parte de su forma de ‘leer’ el mundo, de interpretarlo y que como tal, atraviesan su cotidianidad.

A diferencia de esta apropiación, los adultos se detienen más en contemplar las obras montadas tradicionalmente más ligados a una concepción museística clásica y en leer la historia y los distintos períodos en la vida del pintor. Al llegar a la propuesta que incluye el uso de cascos de realidad virtual, se sorprenden en la mayoría de los casos, por una tecnología que resulta novedosa.

El trigo es trigo o un sueño en el que todos se igualan

Sobre el final de la muestra, la técnica de dibujo genera la posibilidad de hacer alguna reproducción de obra del pintor. Se abre así una verdadera conversación entre el artista y el público que, sin importar edad, pone manos a los crayones y lápices para usar las plantillas con formato prediseñado o para esbozar desde cero, un dibujo que la experiencia haya sugerido.

El Van Gogh que vendió una sola obra de arte en su vida, que fue preso de una vida tortuosa, se ve redimido en miles de dibujos que le hacen justicia a su figura. Algunos de los dibujos, varios de ellos, recuperan una de sus frases y la hacen propia: «Sueño con pintar. Pinto lo que sueño».

La voz de Van Gogh resuena como un eco: «Si nada valgo hoy, tampoco valdré nada mañana; pero si mañana descubren valores en mí, significa que hoy también los poseo… porque el trigo es trigo, aunque primero se tome por hierba… no puedo cambiar el hecho de que mis cuadros no se venden, pero llegará el día en que las personas reconocerán que valen más que el valor de los colores utilizados en la pintura».

 

 

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