MIéRCOLES, 27 DE NOV

El episcopado francés se prepara para un “gran estallido en la Iglesia”

Las respuestas que van a enviar los obispos franceses a Roma sobre la consulta encargada para participar en el ‘proceso sinodal’ prometen ser explosivamente revolucionarias.

Por Carlos Esteban

¿Seguirá la Iglesia en Francia los pasos del episcopado alemán con su heterodoxo ‘camino sinodal’? Esa es la advertencia que hace en el prestigioso diario Le Figaro el vaticanista Jean-Marie Guénois.

Las respuestas que van a enviar los obispos franceses a Roma sobre la consulta encargada para participar en el ‘proceso sinodal’ en anticipación del sínodo sobre la sinodalidad (sí, un tanto autorreferencial) prometen ser explosivamente revolucionarias, exigiendo reformas que nada tienen que envidiar a las propuestas por los alemanes, advierte Guénoi en Le Figaro.

Dos días antes, el 15 de junio de 2022, Guénois había informado que los obispos de Francia están «listos para un gran estallido de la Iglesia». Ya conocen la serie: sacerdotes casados, mujeres diaconisas (o sacerdotisas, si se tercia), participación de los laicos en el gobierno de las parroquias, revisión (a la baja) de la liturgia y todo eso.

Guénois parece conocerlas, y alerta que las propuestas emitidas por las diócesis de Francia para el “Sínodo sobre la sinodalidad”, querido por el Papa, podrían alterar el orden establecido en el sacerdocio, recoge el editor de Korazym. Los obispos franceses, reunidos el pasado día 15 en Lyon, revisaron las cuestiones planteadas y, tras una votación, decidieron mandarlas a Roma tal cual, acompañadas por una carta.

Guénois asegura que nunca la Iglesia de Francia había adoptado un texto tan radicalmente reformador. Dadas las reacciones y la posible ambigüedad de este enfoque, Le Figaro aclara que no todos los obispos respaldan todas las sugerencias que enviarán a Roma.

Las sugerencias están recogidas en dos documentos. El primer se titula Vocaciones misioneras, discernimiento sinodal de la Conferencia Episcopal Francesa, y se ha elaborado con la ayuda de dos teólogos del Centro Sèvres de París, la Facultad de los jesuitas: el padre François Odinet, que se ocupó en particular de la cuestión de los «pobres» e Isabelle Morel, del Instituto Católico de París, autora de un libro de referencia sobre el Catecismo, Pierre Vivante (Piedra Viva). Los obispos rechazaron de plano el documento, negándose a votar. “Ni siquiera se habla de Cristo”, dijo un prelado. Hubo que reescribir otra versión, con la participación, esta vez, de los obispos. Esta revisión se votó sin problemas con un nuevo título, Documento de acompañamiento para la recopilación de resúmenes sinodales.

Pero lo importante fue lo otro, la recogida de sugerencias sinodales de los fieles. Todos los obispos reconocieron que estas propuestas parroquiales sinodales eran un «buen retrato del pensamiento dominante de una generación anterior de católicos», pero algunos señalaron que votar equivaldría a aprobarlo. Esto es imposible, para algunos obispos, debido a la naturaleza de las propuestas. Inmediatamente se llegó a un compromiso. Se les pidió que votaran simplemente «sobre la transmisión de este texto al Vaticano» y no sobre el texto en sí.

Los obispos de Francia, sin aprobar el texto revolucionario de la «recogida de síntesis sinodales», lo transmitieron como estaba sin aprobarlo. Con su voto o sin él, es oficialmente la contribución de la Iglesia francesa al sínodo, y promete ser, junto con la de Alemania, una de las más revolucionarias antes del sínodo mundial de octubre de 2023, que no es decir poco.

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