Las cuestiones del tiempo, que atraviesan cada ámbito de la vida, no quedan exentas tampoco en el campo futbolístico. Franco Cervi y Benfica son el ejemplo más significativo de esto: la inmediatez del fútbol. Es que el jugador canalla había sido adquirido por el equipo portugués hace unos meses por algo más de cinco millones de dólares, y el contrato establecía que el juvenil mediocampista permaneciera en Central hasta junio de 2016, fecha en la que concretaría su salto al fútbol europeo.

No obstante, como se conoció durante las últimas horas, Benfica quiere contar con el jugador en sus filas a fin de año, seis meses antes de lo que estaba establecido. Para conseguirlo, el equipo luso adelantaría más de la mitad del pago final. Pero, entre el Benfica y la suma millonaria, en la otra cara de la moneda, se encuentran Central y su desafío de cara al año entrante: afrontar la triple competencia con un plantel relativamente corto.

Entonces, Franco Cervi se torna fundamental en el equipo de Coudet, si se tiene en cuenta la Copa Libertadores; y la dirigencia hará el esfuerzo para retenerlo. Pero, volviendo al tema de la inmediatez del fútbol, vale recalcar lo siguiente: el Chuky disputó apenas 34 cotejos con la camiseta auriazul. ¿Qué quiere decir esto? Que, aunque el talento del jugador y las proyecciones sobre su futuro son válidas, el mercado de pases se encuentra cada día más revolucionado. Lo mismo sucede con Giovani Lo Celso, que con cinco cotejos disputados ya atrajo la atención de ambiciosos ojos europeos.

La lógica indica que un buen proyecto se realiza desde la mediatez y que todo merece su debido tiempo. Ejemplos de juveniles “quemados” (como se dice en la jerga futbolística) por las presiones y las bolsas millonarias de por medio, sobran. No quiere decir que el talento de algunos no les permitan desarrollarse y terminar triunfando. Sin embargo, lo más conveniente para la dirigencia sería aislar al jugador de los negocios y dejar que juegue con la cabeza tranquila. Por él y por Rosario Central.