MIéRCOLES, 27 DE NOV

Se cumplen 20 años de la muerte de Libertad Lamarque, “La novia de América”

La rosarina Libertad Lamarque fue ícono de la escena argentina con una filmografía que abarcó 61 películas, tanto en el país como en México, y una inmensa actividad como intérprete de tango que le permitió grabar más de 400 canciones.

Conocida como «La novia de América», nació el 24 de noviembre de 1908 en Rosario, provincia de Santa Fe, y falleció el 12 de diciembre del 2000 en la capital mexicana, tras una carrera de más de 75 años plagada de éxitos.

De registro soprano, el timbre agudo de su voz fue un rasgo que la distinguió en el universo del tango. Llegó a ser considerada como la «Carlos Gardel femenina» aunque en sus últimos años se dedicó a las telenovelas, por las que fue reconocida con numerosos premios y homenajeada en festivales de cine.

Nacida en el marco de una familia humilde, de madre española y padre uruguayo, Gaudencio Lamarque, fue llamada Libertad por decisión del segundo, quien defendía sus ideas anarquistas a través de breves obras teatrales.

El arte estuvo presente en su vida desde su infancia, ya que en su hogar se escuchaba música, se leía y se hablaba de política.

En 1926 sus padres decidieron mudarse a la Ciudad de Buenos Aires y se instalaron en una vivienda de Paraná 258.

Gracias a una carta de presentación de un periodista rosarino para Pascual Carcavallo, dueño del teatro El Nacional, fue aceptada para el coro y algún pequeño papel; era el inicio de un camino inagotable de la cantora de estatura pequeña, mirada melancólica y sonrisa tierna.

Obtuvo trabajo por un año y 300 pesos mensuales de sueldo; su labor fue continua, y en ese mismo 1926 debutó en un sainete, «La muchacha de Montmartre», de José Saldías, en el que integraba un trío vocal con Olinda Bozán y Antonia Volpe.

Su primera interpretación como cantante fue en «Tanita de la proa», vestida de marinero junto a la actriz cómica Olinda Bozán. El empresario Carcavallo se sorprendió al escucharla y le propuso aparecer en el «fin de fiesta» cantando el tango «Mocosita», que a la semana fue reemplazado por «Tatuaje» y luego, sucesivamente, por «Pato», «La cumparsita», «Langosta» y «El ciruja».

En 1933 fue una de las protagonistas de la primera película sonora argentina, «Tango!», junto a figuras como Tita Merello, Azucena Maizani, Pepe Arias y el debutante Luis Sandrini, a partir de la cual su fama y popularidad se extendieron hasta llegar a convertirse en la actriz más taquillera del cine de habla hispana.

Entre las películas más recordadas en las que actuó se destacan «Enséñame a vivir», «La ley que olvidaron», «Besos brujos», «Madreselva», «El alma del bandoneón», «Puerta cerrada» y “La cabalgata del circo”, en cuyo rodaje surgió una discusión entre Libertad y Eva Duarte, por entonces actriz de reparto y ya vinculada al futuro presidente Juan Perón.

Según cuenta la leyenda, a partir de ese momento Lamarque debió enfrentar dificultades para continuar su carrera y decidió trasladarse en 1945 a México, su segunda patria.

Allí debutó en 1946 en la película «Gran casino», junto al astro local Jorge Negrete y bajo la dirección del español Luis Buñuel.

En el país azteca también protagonizó docenas de películas; entre ellas «La loca», «Ansiedad», «Amor de sombra», «Rosas blancas para mi hermana negra» y «Bodas de oro».

Desde 1956 intercaló su carrera entre México y la Argentina, donde en 1969 presentó la comedia musical «Hello Dolly», un enorme éxito que significó el debut teatral de Arnaldo André, en la sala del Gran Splendid.

Sus actuaciones en el cine fueron dejando en un segundo plano su rol de cancionista para transformarla en actriz dramática; sin embargo, sus más de 400 registros discográficos constituyen una cifra no alcanzada por ninguna otra intérprete argentina, ubicándola en un lugar relevante dentro del mundo tanguero.

“Líber” contrajo matrimonio cuando tenía 17 años con el argentino Emilio Romero, con quien tuvo una hija, y en 1945 se casó en segundas nupcias con el compositor Alfredo Malerba, también rosarino, a quien había conocido una década atrás, fallecido en el Distrito Federal mexicano en 1994.

En sus últimos años se dedicó a las telenovelas y fue reconocida con premios y homenajeada en numerosos festivales de cine.

Justamente, en 1998, a los 90, encarnó a Piedad Bracho, una anciana alcohólica en «La usurpadora», telenovela mexicana de enorme éxito en su país, en el resto de Latinoamérica y hasta en países como Estados Unidos, Grecia o Croacia.

Falleció a los 92 por complicaciones de una afección respiratoria; por esos días la enfermedad la sorprendió todavía en actividad, rodando una telenovela.

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