VIERNES, 29 DE NOV

Nuevo mecanismo que explica dolencias y defectos congénitos

Se trata de mutaciones genéticas, asociadas, entre otras, al labio leporino. En el estudio, que involucró a más de 900 pacientes, participó un investigador del Conicet.

 

Un estudio confirmó un nuevo mecanismo para explicar mutaciones genéticas y enfermedades y defectos congénitos, como el labio leporino, explicaron hoy desde el Conicet La Plata.

Se trata de la primera verificación de una teoría sobre un tipo de mutaciones genéticas llamadas «sinónimas», formulada en 2017 por científicos de ese organismo y que ahora se evidenció en un reciente estudio de una malformación cerebral compleja conocida como holoprosencefalia (HPE), publicado en la revista Brain.

De la novedad participó Luis Diambra, investigador del Conicet y autor del trabajo anterior, junto a expertos de la Universidad de Rennes 1, Francia.

Malformación cerebral congénita

El síndrome en el que se basaron para el estudio, con participación de más de 900 pacientes, es el HPE, una malformación cerebral congénita que resulta de una división incompleta del prosencéfalo, la parte superior del cerebro del embrión, que cuando se separa correctamente da origen a los dos hemisferios, proceso que ocurre en el segundo mes de embarazo.
Según explicaron, una falla en este punto de la génesis del cráneo puede provocar anomalías faciales de diferente gravedad que afectan los ojos, la nariz y el labio superior.

Labio leporino

Una de las alteraciones más frecuentes es el labio leporino, que se corrige mediante cirugía en los recién nacidos, otras formas leves o moderadas pueden ser la presencia de un diente incisivo único central, obstrucción nasal, displasia o desviación de retina, hendidura del paladar o disminución de la distancia entre los ojos.
Los casos más graves de este trastorno, como ciclopía, una sola órbita ocular, o proboscis, que es una protuberancia tubular asociada al fallo en el desarrollo de la nariz suelen ser fatales, y muchas veces dan lugar a abortos espontáneos en humanos.
Si bien las mutaciones genéticas asociadas a las formas más graves de esta malformación ya se conocían, el último estudio logró identificar ocho nuevas alteraciones en el ADN, en un gen llamado SHH, todas ellas vinculadas a los casos leves de HPE.

Las consecuencias

«Lo interesante es que estas mutaciones son de tipo sinónimas o también llamadas silenciosas, precisamente porque al no cambiar la secuencia de proteínas, podría esperarse que no provocaran grandes consecuencias. Sin embargo, ahora queda claro que sí lo hacen», relató Diambra.
Para comprender el concepto, los científicos explicaron que se trata de un «conjunto de procesos encadenados».
El estudio dice que «si por una mutación genética se alterara la velocidad de lectura del ribosoma y lo hiciera rápido cuando tiene que ser lento o viceversa, la proteína podría plegarse mal, y en ese caso tendría dos alternativas: ser degradada por la maquinaria celular o arrastrar una disfunción. Ambas situaciones predisponen al organismo a desarrollar alguna patología».
En el caso puntual de la HPE, los investigadores demostraron que las mutaciones encontradas están asociadas «a una disminución en la cantidad de proteína SHH, es decir la primera de las opciones mencionadas».

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