MARTES, 26 DE NOV

A 43 años de su desaparición, escritores recuerdan a Rodolfo Walsh y revalidan su legado

El 25 de marzo de 1977, Walsh fue secuestrado por un grupo de militares luego de escribir la Carta abierta a la Junta Militar. A 43 años del hecho, el periodista continúa desaparecido, como así también algunos textos que fueron robados de su casa un día después de su secuestro.

Al cumplirse 43 años del asesinato y desaparición de Rodolfo Walsh, militante, periodista y escritor comprometido con la verdad y el habla popular para construir la información, Osvaldo Aguirre, Natalia Vinelli y Diego Igal -autores de distintos libros sobre su figura y su obra-, analizan su legado y su tarea fundamental para la historia argentina.

El 25 de marzo de 1977, Walsh fue secuestrado por un grupo de tareas de la entonces Escuela Mecánica de la Armada (ESMA), en la esquina porteña de San Juan y Entre Ríos, luego de haber escrito y comenzado a distribuir la Carta de un escritor a la Junta Militar y su cuerpo fue visto en ese centro clandestino de detención, al igual que una serie de escritos que fueron saqueados de su casa en San Vicente.

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El poeta, periodista y escritor Osvaldo Aguirre es el responsable del libro «Les presentamos a R.J. Walsh», una serie de entrevistas al autor de «Operación Masacre», realizadas entre 1954 y 1974, en las que quedan plasmadas sus preocupaciones por la literatura, el periodismo y la política, y donde traza un intinerario en torno a una pregunta que lo obsesionaba: para quién escribía.

«En general cuando mencionamos a Walsh nos aparece como una figura cerrada y definida y justamente al repasar su obra no está todo tan definido. En ese sentido, me parece muy valiosa la publicación de los diarios de Enriqueta Muñiz porque permite observar la investigación de ‘Operación Masacre’. Diría que su obra y su figura es mucho más rica, compleja y contradictoria de lo que habitualmente pensamos. Pienso en su trabajo como traductor, el de la agencia Prensa Latina», asevera el autor del libro editado por el sello «Desde la gente».

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«Hay otro aspecto que me interesa particularmente que es su trabajo como editor de la sección policiales del diario Noticias. Hay algunos testimonios, como el de su hija Patricia o el de alguno de los periodistas con los que compartió la redacción y hay también un trabajo y una mirada sobre la crónica policial a recuperar para ver qué se publicaba en la sección policiales que dirigía Walsh, cuáles eran los criterios de noticias», señala Aguirre.

Natalia Vinelli es licenciada en Comunicación, fundadora de Barricada TV, docente de la Carrera de Ciencias de la Comunicación de la Universidad de Buenos Aires y autora de «ANCLA, Rodolfo Walsh y la Cadena Informativa», publicado por la editorial Punto de Encuentro, en el que recupera la experiencia de esa agencia de noticias que impulsó el autor de «¿Quién mató a Rosendo?» para propiciar la participación en el proceso comunicacional y oficiar como medio de contrainformación.

Con una estructura artesanal y realizada sobre la base de información popular, ANCLA funcionó como una herramienta política ofensiva en la resistencia a la última dictadura cívico militar argentina y Vinelli cuenta que si bien fue Walsh el que la imaginó entre los últimos meses de 1975 y el verano de 1976, quienes la llevaron adelante fueron quienes militaban con él en el mismo área: Lila Pastoriza, Eduardo Suárez que esta desaparecido, Lucila Paglai y Carlos Aznarez.

«El aporte de la agencia fue pensar sistemas de comunicación en momentos de una coyuntura altamente represiva. No solo se daba la tarea de informar lo que no salía en los medios y denunciar las violaciones a los derechos humanos a nivel internacional sino que también pensaba en actuar como una herramienta de contrainteligencia para parar el golpe con respuestas políticas», advierte.

Al momento de pensar en su obra, Vinelli subraya la compilación de Daniel Link, «Ese hombre y otros papeles personales», porque «da cuenta de la discusión que tiene Walsh consigo mismo en ese tránsito de ser un intelectual o un combatiente, entre la figura pública y reconocida o fundirse en el colectivo. Ese debate profundo y complejo muestra a un Walsh vivo y lleno de contradicciones».

También recupera una entrevista que le hizo Ricardo Piglia -que esté en el libro compilado por Aguirre- que considera «fundamental para entender su legado periodístico, en el que es clave la verdad y la jerarquización del habla popular en tanto fuente, donde los recursos de exageración, la construcción de noticias falsas, quedan fuera de lugar».

El periodista Diego Igal es el responsable de «Historia de una investigación. Operación masacre de Rodolfo Walsh: una revolución de periodismo (y amor)», libro que reproduce los manuscritos originales de Enriqueta Muñiz escritos entre 1956 y 1957 mientras visitaba con Walsh a los testigos, familiares de los sobrevivientes y recorrían las localidades de Florida, José León Suárez, Boulogne o Villa Ballester para reconstruir los hechos ocurridos la noche del 9 al 10 de junio de 1956.

Al pensar en su herencia, Igal expresa que «sin miedo de ser cursi, la obra, el compromiso con su época y la acción desplegada fueron el gran legado. Demostró con acciones que un intelectual no puede ser ajeno al tiempo que vive, aun con adversidades, en soledad y con carencia de recursos y él tradujo ese compromiso en palabras y movimientos y eso todavía reverbera».

En ese sentido, Aguirre retoma la pregunta «por un conjunto de textos suyos que fueron robados de su casa de San Vicente un día después de su asesinato» y dice que si bien «por testimonios de ex detenidos desparecidos se puede establecer el itinerario que sufrieron una vez que fueron robados hasta que se pierde el rastro, es importante seguir investigando y ver qué pasó, también relacionado con el hecho de que sigue desaparecido porque sus restos no fueron encontrados y eso hay que señalarlo».

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