MIéRCOLES, 27 DE NOV

“La comunidad es lo que termina siendo el corazón del festival”

Cecilia Barrionuevo, directora artística del Festival Internacional de cine de Mar del Plata, dejó agudas reflexiones sobre las metas del encuentro que preside hace dos ediciones. Además se refirió a cómo el cine se hace eco de los conflictos que vive Latinoamérica a partir de reflejar y cuestionar la realidad.

Por Javier Hernández

“El programa que hemos presentado este año, ya como conjunto y no hablando de cada película en su individualidad, pone un punto de vista sobre la realidad y lo hace tratando de reflejarla pero también cuestionarla”, fueron las palabras que utilizó Cecilia Barrionuevo, directora artística por segundo año consecutivo del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, para referirse a cómo los títulos presentados en la 34° edición dialogan con los acontecimientos de público conocimiento que tienen lugar por estos días en varios países de América Latina.

En diálogo con Conclusión, la máxima referente de la programación del encuentro más importante del cine latinoamericano, dejó importantes definiciones en relación al abordaje curatorial del evento pero también se refirió a una de las funciones menos difundidas del festival: la de generar un puente entre audiencias y películas fortaleciendo la creación de una comunidad a partir de criterios éticos, estéticos y humanos, que sea “transversal, amplia, inclusiva y diversa”, apuntó Barrionuevo.

En el contexto que vive el continente, ¿qué abordaje hace de él el programa integral de películas que se están presentando en la actual edición del Festival?

Hay una vinculación. Cuando programamos las películas muchas veces la coyuntura latinoamericana es de una manera y, a medida que empezamos, se transforma en otra. Y por supuesto que, cuando se vuelven a mirar las películas no sólo de manera individual sino en el programa general, se ve un entramado total, y empieza a emerger otra lectura. Cada película no es inmune a la época en la que se la está mirando por más que sea la misma película. Uno también va teniendo distintas sensibilidades y maneras de comprensión y haciendo otro tipo de relaciones. Creo que desde ese lugar, el programa que hemos presentado este año, ya como conjunto y no hablando de cada película en su individualidad, pone un punto de vista sobre la realidad y lo hace tratando de reflejarla pero también cuestionarla. Hacerse cargo y buscar cierto tipo de respuestas ante estas situaciones de tantas revueltas que son delicadas y están ocurriendo hoy en día. Las películas que acá se ven también apuntan a buscar como un costado humanitario dentro de todo. Son películas donde no prevalece la misantropia.

El Festival promueve la constitución de una comunidad donde se mira, se piensa y se debate sobre cine en todos los espacios de la ciudad. ¿Cómo ves la apropiación que el público está haciendo de esta edición?

Nuestro trabajo como programadores del Festival es ser y facilitar un puente entre realizadores y audiencias. Todas las películas tienen su público y tienen que encontrarse. Nosotros, lo que tratamos, es de ayudar a que ese puente exista. Trabajamos todo el año para armar este evento y su programación pero también, además de presentar películas y acompañarlas durante el Festival, hay un trabajo muy grande para facilitar que ese encuentro se dé porque la comunidad es lo que termina siendo el corazón del festival. Eso se vuelve fundamental, y es parte de lo que el festival propone: una linea ética y estética de películas, y una propuesta a nivel humano de cómo nos gusta que funcione este evento y todos nosotros en estos diez días. Por eso nos constituimos como una comunidad de la manera más transversal, amplia, inclusiva y diversa posible.

En esa diversidad a la que haces referencia, la 34ª edición que significa tu segundo año como directora artística, volvió a albergar el Foro de Cine y Perspectiva de Género que nació en 2018. ¿Qué balance haces de la nueva reunión?

Fue muy interesante porque se van afianzando cosas. Creo que el Foro tiene que seguir existiendo algunos años más porque todavía no es algo que esté resuelto. Es un camino que se emprendió no sólo en el Foro sino a nivel nacional y en el mundo, y que busca reducir las desigualdades, o por lo menos ponerlas en jaque y ver cómo se puede hacer para que haya igualdad en cuestiones de género en el mundo audiovisual. Estoy muy feliz porque es un espacio de plena libertad donde estamos todas y todes planteando situaciones con muchísimo respeto, inclusive frente a la divergencia de opiniones en algunos temas. Pero donde se puede hablar, discutir, se escucha y se trata de buscar alternativas. Ya se está pensando en cómo hacerlo el año que viene y en cómo sistematizarlo porque es también un espacio de crecimiento, de aprendizaje, de construcción que modifica las miradas y las formas, la vida cotidiana, familiar y personal.

Como se dijo en el Foro: “Si nosotras miramos, el mundo cambiará”. Allí también la comunidad del cine trascendió la pantalla porque, se sabe, el cine es mucho más que sentarse a mirar películas. Los films configuran las miradas y por ende la realidad.

Por suerte también tenemos nuevas herramientas para mirar ya sean películas de ahora, contemporáneas, o películas que viene de mucho antes y forman parte de la historia del cine, que quizá son películas que en su momento fueron hechas y no cuestionadas, y hoy las miramos con otros ojos. Está buena la dialéctica que se establece ahí también, con uno mismo y con el resto de las películas. Me parece que es muy enriquecedor todo lo que está ocurriendo.

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