MIéRCOLES, 27 DE NOV

Claves del «estilo sanmartiniano»: ¿por qué es exacto para nuestro tiempo?

El denominado "Padre de la Patria" es una de las figuras más nombradas pero menos profundamente analizadas por parte de la mayoría de la sociedad. El historiador José Antonioni, experto en el estudio de su obra y pensamiento, pasó por Rosario y dejó en claro por qué es imperioso recuperar "el ser nacional".

Por Facundo Díaz D’Alessandro

Pocas figuras de la historia argentina están tan impregnadas en el inconsciente colectivo como la del Libertador General José de San Martín, quien fue uno de los principales soldados de la independencia y luchador incansable de la libertad del pueblo argentino.

Además también se embanderó en la liberación de otros pueblos hermanos, como Chile o Perú, fiel a una visión integrista de las diversas culturas latinoamericanas, así como a una visión estratégica, primigenia, sobre la necesidad de fortalecer un bloque continental como pilar para la disputa de poder en el tablero global.

No obstante esa presencia casi impermeable en cada ciudadano, aunque mínimamente, escolarizado, no implica un conocimiento cabal de lo que representa su legado o aquellos conceptos que predicaba o, más bien, practicaba.

Recurrentemente manoseado en su historia, por intereses epocales en esencia políticos, el padre de la Patria representa al ser nacional, rico en valores y/o enseñanzas que parecen diluirse a cada minuto que pasa en suelo argentino.

Para tratar de torcer ese destino de pérdida, el historiador especializado en la vida de José de San Martín, el Licenciado José Antonioni, cerró días atrás, en Rosario, el seminario de historia sanmartiniana organizado por la agrupación Alternativa, de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNR, y accedió a una charla con Conclusión en la que reveló los principales conceptos aplicados por el General y sus hombres, así como dejó manifiesta la urgencia de retomar el camino del ser nacional.

«¿Cree que San Martín hizo lo que hizo solo en primer lugar? Segundo, ¿en condiciones ideales? Si hubiera esperado eso todavía estaría juntando mulas en El Plumerillo.»

– ¿Por qué cree que es necesario recuperar la esencia del libertador San Martín?

– Se nos está cayendo el país a pedazos, estamos inmersos en una crisis terrible, momento exacto para empezar a vivir con estilo sanmartiniano, el del libertador y sus hombres.

– ¿En qué consiste el ‘estilo sanmartiniano’?

– Hacer las cosas con excelencia, matar el ‘no se puede’, mas allá de las condiciones ideales. ¿Cree que San Martín hizo lo que hizo solo en primer lugar? Segundo, ¿en condiciones ideales? Si hubiera esperado eso todavía estaría juntando mulas en El Plumerillo. Hizo las cosas cuando debía en conciencia hacerlas. Es el desafío de nuestro tiempo, le voy a decir una cosa, no es mérito mío me lo atropellé, todo lo que dicen los grandes gurúes del siglo XXI, para ser exitosos, Peter Dracker, Tom Waitts, Albrecht, es lo que hacía San Martín hace 200 años. Suelo hacer un mapa conceptual, todos coinciden en el pensamiento lateral, esto deslumbra al hombre del siglo XXI, pensar de forma diferente, es lo que hacía San Martín. ‘No se puede pasar General, con este ejército cruzar esta cordillera y menos ser exitoso y menos pelear del otro lado con un enemigo superior y descansado. San Martín déjese de joder, no es marinero, no tiene barco y la flota realista domina el pacifico. Olvídese de ir por mar al alto Perú’. Y siguió, utilizando mecanismos que estos gurúes, estos teóricos del liderazgo y el éxito empresarial hablan ahora, él lo hizo con éxito, es un ejemplo histórico de hace 200 años, probado en la historia argentina y universal. Algo exacto para nuestro tiempo. De ahí en más, optimizar a lo pequeño, transformar las amenazas en oportunidades, si se tiene mucha espalda, en fortalezas, todas las cosas que dicen gurúes, las practicaron con éxito San Martín y sus hombres, lo bajó a sus hombres.

«San Martín predicaba una regla de oro del liderazgo, es la siguiente: no se puede creer en el mensaje si no se cree en el mensajero.»

– Suena como un elogio del pragmatismo, y también la necesidad expresa de darle preponderancia a la voluntad (no voluntarismo) o al deseo enfático. Son términos a los que se echa mucha mano en la política actualmente. ¿Cree que es así, se nutren de esos conceptos?

– Mejor no hablemos de política en tiempos actuales, es para llorar a los gritos. Hay mucho de Fray Gattica, predican pero no practican. Larga lista de hermosos conceptos que nunca se cumplen o se hacen al revés. San Martín predicaba una regla de oro del liderazgo, es la siguiente: no se puede creer en el mensaje si no se cree en el mensajero. Mensajeros idóneos, no se donde están, hace rato que no los veo. Él era un mensajero idóneo. Trece años de campaña: fue grande el libertador, pero sus hombres… no sé si lo hubiera seguido yo a San Martín, hubiera dicho ‘está loco, no le demos pelota, nos lleva a la muerte’. Pasó por el Espinacito, lloran hasta las mulas ahí, no sabe lo que es el lugar. Por ahí pasó con el grueso San Martín. Y, si bien pasó, tuvo que combatir con un ejército descansado que estaba arriba de la cuesta; el monumento que hicieron los chilenos está desubicado como chupete en oreja.

– ¿El combate no fue allí?

– Lo han puesto en la ruta para que se vea, pero la acción fue en la cuesta, más allá del santuario de Sor Teresa de Los Andes, es alucinante. Al pasar la cordillera le duele a uno hasta los pelos de las piernas. No sólo pasó enfermo como estaba, sino que atacó. Hace años fui con un norteamericano que vino a escribir sobre San Martín. Lo que sabe ese gringo. Vino a hacer la práctica, muchos estudiamos los libros pero hasta que no vamos a hacer trabajo de campo no se nos abre la mente. Este gringo que vino hacia mortales para atrás cuando llegamos a pie de costa Chacabuco.. atacó San Martín, si hubiera estado ahí le digo ‘déjese de joder sabe la paliza que nos van a dar’… y atacó. El gringo hacía mortales para atrás, esto no lo hizo nunca Washington. Mató a todos los ‘no se puede’ con hechos concretos. Un liderazgo actitudinal. No he venido para que se saquen diez en historia, sino para meterles en la piel y en el corazón al libertador San Martín, para vivir con ese estilo, que es lo que hace falta.

«Los pueblos que viven de rodillas ven sus enemigos como gigantes, es lo que se ha hecho sistemáticamente con nosotros».

– ¿Cómo asimila cierto revisionismo, en especial de antaño, el de Mitre, que algunos señalan se apropió de la historia de San Martín y la adaptó a sus intenciones y necesidades de la época?

– Mitre recibió una cantidad de documentación que en algunos casos archivó o guardó y se lo voy a resumir en una frase: vaya a la tumba del libertador en la cáterdral de Buenos Aires, ‘General San Martín, soldado de la Independecia, libertador de Chile y de Perú’. ¿No es libertador nuestro? ¿Quién es? ¿Mitre? ¿Sarmiento? ¿Alberdi, Moreno? ¿Quién es? Para que se de cuenta la intencionalidad con la que trabajó. No hizo del libertador la condición sine quanon que tiene la asignatura historia. La misma tiene un necesario camino, un rigor científico. Si le falta eso no hay historia. Son opiniones, se dice, me dijeron, menos mal que pasó esto. No lo cumplió así Mitre, un poco por él, otro poco por colaboradores, como Fidel López, que le hizo meter la pata con la carta a Rodríguez Peña, que nunca existió, después tuvo que pedir disculpas y lo más grave, le dio intencionalidad política, lo aggiorno a su tiempo, transformó al libertador en una herramienta de su momento político.

– Y otra acerca del revisionismo… desde algunos sectores académicos se señala a San Martín como el primero de una serie de caudillos que habrían instaurado un mal en el país, el del caudillismo, considerado por esos sectores como la necesidad (para ellos lesiva) de tener una figura protectora a la cual aferrarse, casi mesiánicamente. ¿Cómo analiza esos planteos? ¿Su vínculo con Rosas, otro caudillo, fue real?

– Está en su testamento, le dio el sable no para avalar su gestión de gobierno, sino por la soberanía defendida en términos de excelencia, de heroísmo, lo que hicieron Rosas y sus hombres, lo dice. Nunca avaló la intencionaldiad política, siempre tomó distancia de guerras civiles. Ni bien cruzó la cordillera, después de ganar Chacabuco, Rondeau, el director supremo le dice ‘vuelva, traiga de vuelta a sus hombres porque hay sublevación y hay que poner orden’. No mi amigo, esto es un ejército libertador. A punto tal que pierde el mando legal y reúne suboficiales, no se esconde. Les cuenta, ‘acabo de decirles que no. He perdido mando legal con el que se me había conferido en calidad de General en Jefe del ejército de Los Andes. Elijan ustedes a su conductor’. Ganó por abrumadora superioridad. Pero lo hizo legalizar con la forma y ahí se proviene a una segunda opción que fue el acta de Rancagüa, firmaron que San Martín era su legítimo jefe. Habilidad para recuperar rápidamente el mando real sobre sus hombres; físico, ético, no solamente en la formalidad del uniforme. La segunda opción, ojo con el revisionismo, cuando se quiere poner a un país de rodillas se le cambia la historia. Lo que han hecho sistemáticamente con nosotros. No lo digo yo, lo dice (Milan) Kundera, que vio como mataban a su patria. Los pueblos que viven de rodillas ven sus enemigos como gigantes, es lo que se ha hecho sistemáticamente con nosotros. Y en el cambio de la historia, hemos cambiado nada menos que al ser nacional. Una patria sin ser nacional es un barco sin timón.

«A nuestro libertador ignorancia, indiferencia; y a la reina happy birthday. Como si le debiéramos algo, ¡es nuestro principal enemigo en toda la historia!».

– ¿Hay una cierta recolonización, cuanto menos cultural, de Argentina? ¿Podemos volver a ser colonia, de alguna manera?

– Lo somos, de Inglaterra. Hace tiempo que no nos sacan el pie de encima y les rendimos pleitesía. Hechos prácticos: el 25 de febrero es el cumpleaños San Martín, pasó sin plena ni gloria, no en Washington DC, donde tiene un monumento. Eso sí, unos días después fue el cumpleaños de su graciosa majestad, la reina de Inglaterra: la embajada en Buenos Aires llena de funcionarios, empresarios, estrellas rutilantes del jet set que fueron a cantarle happy birthday a la reina. A nuestro libertador ignorancia, indiferencia; y a la reina happy birthday. Como si le debiéramos algo, es nuestro principal enemigo en toda la historia, hasta nuestros días y seguimos rindiéndoles pleitesía. Es muy grave. Con su sabiduría de hombre de campo, don Atahualpa (Yupanqui) decía: ‘los que no saben de donde vienen no saben a donde van. Atenta contra el ser nacional. La intencionalidad de Mitre se vive hoy en nuestros días. Manotean la temática de San Martín para vincularla en grado heroico con sectores políticos, cometen la caradurez de poner a San Martín a la par de dirigentes que tenemos actualmente. Una barbaridad.

– Resumiendo, ¿entonces es imperioso, en este tiempo, retomar la vía del estilo sanmartiniano?

-Es el padre de la Patria, quien le dio sentido al ser nacional. Cómo vamos a tener un ser nacional auténtico y vivo. Hay que volver a vivir con sentido sanmartiniano, si es que queremos poner de pie a esta bendita patria. Como vamos, vamos en cualquier dirección menos la correcta, le digo que con años de experiencia he visto como se enriquece la gente con esta temática, siempre y cuando seamos capaces de ponerla en práctica.

 

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