SáBADO, 30 DE NOV

El Parlamento español rechazó los presupuestos y Sánchez quedó acorralado

El escenario ha disparado las cábalas electorales. A la espera de que el presidente se pronuncie, se manejan como posibles fechas de unas legislativas anticipadas el 28 de abril o el 26 de mayo, coincidiendo en este caso con los comicios municipales, regionales y europeos.

Los presupuestos del gobierno socialista español fueron rechazados este miércoles en el Parlamento, por la oposición de la derecha y los independentistas catalanes, con lo que el presidente Pedro Sánchez se verá previsiblemente forzado a un adelanto electoral.

La cámara baja votó seis enmiendas a la totalidad presentadas contra el proyecto de los socialistas, un presupuesto 2019 que estos defendieron como de alto contenido social, y con el que Sánchez esperaba agotar la legislatura a mitad de 2020.

Sin embargo, con 191 votos a favor y 158 en contra, las enmiendas prosperaron, por lo que los primeros presupuestos presentados por Sánchez fueron rechazados. El dirigente abandonó la cámara sin hacer declaraciones.

El escenario ha disparado las cábalas electorales. A la espera de que el presidente se pronuncie, se manejan como posibles fechas de unas legislativas anticipadas el 28 de abril o el 26 de mayo, coincidiendo en este caso con los comicios municipales, regionales y europeos.

El adelanto electoral se perfila al día siguiente de que se abriera ante el Tribunal Supremo, en Madrid, el juicio contra 12 líderes separatistas catalanes por su implicación en el frustrado intento de secesión de 2017.

Un juicio histórico que ha tensado al extremo la relación entre el ejecutivo español y los 17 diputados independentistas catalanes de la cámara baja, los mismos que con sus votos auparon en junio al poder a Pedro Sánchez en una exitosa moción de censura contra su predecesor conservador Mariano Rajoy.

El propio Sánchez se esforzó en estos ocho meses en dialogar con los separatistas al poder en Cataluña, hasta que el diálogo quedó roto con la exigencia de estos de negociar el derecho de autodeterminación, una demanda inadmisible para Madrid.

Y es que según el analista Antonio Barroso, del gabinete londinense Teneo, «el coste de un giro moderado» era «demasiado alto» para los independentistas, que temían «ser acusados de traidores» si se daban la vuelta a última hora para apoyar el presupuesto de Sánchez y darle oxígeno.

Según él, el presidente socialista, minoritario en la cámara, «legalmente no está obligado» a adelantar las elecciones. Aunque a nivel político es «difícilmente justificable» no convocar a las urnas.

La «derecha de tres cabezas», viento en popa

En los últimos días, el gobierno adoptó tonos propios de campaña electoral, acusando a la derecha y a los independentistas de oponerse a unos presupuestos que según defendió representaban una recuperación de derechos tras la era de Rajoy (2011-2018).

«Tras 7 años de injusticia social, las derechas y el independentismo votarán en contra de unos Presupuestos sociales.

Ambos quieren lo mismo: una Cataluña enfrentada a sí misma y una España enfrentada a sí misma», tuiteó el martes Pedro Sánchez, anticipando ya el resultado de este miércoles.

Varios sondeos, el último de ellos publicado el miércoles en eldiario.es, vaticinan que en caso de adelanto podría configurarse una mayoría conservadora en el Parlamento formada por el Partido Popular (PP), Ciudadanos (liberal) y los ultraderechistas de Vox.

En esa línea, María Jesús Montero, la ministra de Hacienda, advirtió contra «esta derecha de tres cabezas» y «la teatralización» que ha protagonizado.

Un dardo al líder del PP, Pablo Casado, quien en los últimos días acumuló los ataques e insultos a Sánchez y descalificó el presupuesto socialista como «la última posibilidad de salvarse después de haberse chocado con el iceberg».

Antonio Barroso advirtió no obstante que una eventual negociación entre PP, Ciudadanos y Vox no sería «tan evidente como la gente piensa».

Los ultraderechistas, que han ganado espacio cargando enérgicamente contra el feminismo y el separatismo catalán, «no pondrían las cosas fáciles», señala el analista.

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