MARTES, 26 DE NOV

La familia Chapelet denuncia una nueva fumigación ilegal

Sucedió en Marcelino Escalada, lugar donde residen los hijos de Diógenes, quién falleciera producto de la intoxicación. “No les importa en lo más mínimo nuestra calidad de vida”, le dijo a Conclusión Sergio Chapelet.

Mientras continúa el debate en la Cámara de Diputados sobre el modelo productivo y la imperiosa necesidad de terminar con los agroquímicos, las fumigaciones ilegales continúan descontroladas. Si bien existen ordenanzas que restringen el uso de los denominados “fitosanitarios”, el respeto por los metros que se deben tener en cuenta a la hora de las aplicaciones, no existe.

Marcelino Escalada como tantas otras localidades de la provincia de Santa Fe, ha luchado por liberarse definitivamente del acoso de las aspersiones con químicos. Por ello y gracias a una estoica resistencia, la normativa local 368/2.018, sancionada el 5 de marzo, prohíbe asperjar cualquier tipo de agroquímicos a menos de 500 metros del límite urbano sin excepciones, incluso protege a parajes rurales conformados por 10 casas en adelante.

Sin embargo, la desidia de ciertos productores continúa su marcha, la impunidad manifiesta en cada acto irresponsable, nos interpela una y otra vez a la hora de tomar una postura responsable sobre esta problemática que nos asfixia.

El día lunes volvieron a fumigar muy cerca de las viviendas de la familia Chapelet, varios de sus miembros fueron asistidos por intoxicación aguda con agroquímicos en el centro de salud local. Resultaron afectados incluso un niño de 11 años y la compañera de Don Diógenes.

“Ese día me encontraba llevando a mi mamá a realizarse unos estudios médicos, ya que ella está muy enferma de sus pulmones. Al regresar a mi casa alrededor de las 14 hs, comenzamos a sentir un olor muy fuerte a veneno, fue en ese momento que junto a mi hermano pudimos observar una araña que estaba fumigando muy cerca”, cuenta Sergio Chapelet en dialogo con Conclusión.

Se sospecha el uso de químicos «banda roja», algo muy nocivo para toda vida que circunde esos arrabales. “No dudamos en llamar a la policía para que tome intervención, es más, hasta el presidente comunal se apersonó en el lugar argumentando que esta aplicación no tenía permiso de la comuna. Vuelven a violar la ordenanza a su antojo, esa fumigación afectó a mi hermano, mi cuñada y a mi sobrina de apenas 11 años”.

El daño originado por el uso de estos químicos, produjeron fuertes alergias, irritación en la vista y el descenso de la presión arterial. Si bien no existen datos concretos de aquellos que se encontraban fumigando de manera ilegal, la fiscalía está actuando.

“Se tomó el número de la matrícula de la araña o mosquito, como se conoce a estas máquinas de la muerte, y la fiscal le dio intervención a la PDI para que esta continúe con la investigación. Se tiene que saber quién arrenda el campo, aparentemente son personas de San Justo las que han violado la ordenanza, cabe destacar que ese día había un viento terrible”, sostuvo Chapelet.

Quién también realizó una denuncia policial para repudiar lo sucedido, fue la madre de Sergio y viuda de don Diógenes, quién padeciera hasta sus últimos días de vida el envenenamiento por agrotóxicos. “Ella llega a la casa después de un control de sus pulmones, para rápidamente tener que respirar ese químico que le produjo un fuerte dolor de cabeza y picazón de garganta. Cuando sostenemos que las `buenas prácticas´ son una gran mentira, hacemos referencia a esto, la utilización de venenos jamás puede ser algo bueno”, concluyó.

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