MIéRCOLES, 27 DE NOV

«Sólo las alimañas son capaces de destruir un hospital»

El relato de Arnaldo Medina, médico y ex director del Hospital El Cruce, conmueve, está lleno de temor. "¿Quién va a atender a los niños con patologías complejas?", se preguntó el especialista.

Más de 600 trabajadores y profesionales del Hospital El Cruce, Néstor Kirchner de Florencio Varela, realizaron una asamblea y denunciaron el vaciamiento de la institución. Tras la reunión, informaron que tanto la Nación como la Provincia están negando el presupuesto necesario para su funcionamiento.

En este marco, el médico y ex director del Hospital «El Cruce» de Florencio Varela, Arnaldo Medina, escribió una carta a toda la población. tras el cambio de autoridades en 2016. El escrito destila angustia y estupor,  frente a los atropellos de quienes ostentando una función de gobierno sólo pueden demostrar capacidad de destrucción.

La Carta

Yo ingresé al hospital El Cruce de Florencio Varela con un casco, cuando todavía estaba en construcción.

Y algunos me decían Florencio Varela?, hasta yo me lo preguntaba, que venía de trabajar en el Otamendi y el Hospital de Clínicas.

Y no fue de esos hospitales que fueron solo paredes, lo ví crecer, acrecentarse, hasta ser un monstruo de excelencia en la atención, de sus profesionales, de la calidad humana de todo el personal.

Trabajo en Terapia intensiva y ví morir gente pero también ví salvar muchas vidas. Teníamos el recurso humano, pero también la infraestructura y todo lo que necesitábamos para que la atención a los pacientes sea la mejor, sin discriminar pobres ni ricos.

Atendimos a todos. Nunca hubo acomodos, nunca los médicos manejamos los pacientes que ingresábamos, a todos atendimos por igual, siempre al 100% de ocupación.

Trasplantamos muchos órganos, operamos y tratamos pacientes neurocríticos, cirugías cardiovasculares complejas tanto en adultos como pediátricos. Prótesis vasculares y ortopédicas.

Todos pacientes cuyas patologías no se podían resolver en otros hospitales. Y cumplimos señores, y nos pusimos la camiseta y siempre con buen trato y calidez humana. Todos amamos este hospital.

Y ahora nos dicen que nos reducen el presupuesto un 40% más la inflación (y no es un chisme de pasillo) y no hay un plan B. Es una clara decisión política de bajarle el pulgar al hospital público más importante de la Argentina y el 4to en Latinoamérica.

Ya lo sentimos en el trato al personal y lo más importante en la atención de los pacientes.

Yo me pregunto ¿quién va a realizar los trasplantes hepáticos del país, renales, oncohematológicos?
¿Quién va a atender a los traumas graves de cráneo, hemorragia subaracnoidea y demás neurocríticos?
¿Qué van a hacer cuándo se necesiten prótesis vasculares y ortopédicas
¿Quién va a atender a los niños con patologías complejas?.

Estoy profundamente triste, como todos mis compañeros.
Y ni siquiera hablamos de sueldos.
Queremos salvar al hospital.

Habrá alguien que se detenga a leer esto? Habrá alguien que escuche y que reveea la situación?
Mi profundo deseo es que si.

Agradezco al que se detuvo a leer esto y a compartirlo.

Esto lo escribo durante el partido de Argentina.
Porque eso no me distrae.

Esta situación es historia repetida si se tiene en cuenta que un 29 de julio de 2000, René Favaloro se disparaba al corazón, agobiado ante la falta de respuestas por parte de los funcionarios del gobierno de la Alianza. Su fundación reclamaba una deuda por dos millones de dolares al PAMI, en ese momento encabezado por Horacio Rodríguez Larreta, cuya asesora y mano derecha adentro del organismo era una joven de 27 años llamada María Eugenia Vidal, hoy gobernadora de la provincia de Buenos Aires.

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