VIERNES, 29 DE NOV

“La remodelación del Anfiteatro es una obra a medida de los privados”

Así lo expresó a Conclusión el director del Sindicato de Músicos de Rosario, Hugo Vitantonio en relación a los trabajos que se realizan en el escenario y el cerco perimetral, entre otros. Además cuestionó que desde el Municipio no hayan consultado por otra opinión.

 

Por Jennifer Hartkopf

El Anfiteatro Municipal ‘Humberto de Nito’ se inauguró en 1971 y desde aquél entonces, hasta hace unos años, Rosario pudo disfrutar de un espacio público destinado a dar vida a la cultura y al arte de la ciudad, brindando espectáculos de una calidad acorde a su historia.

Pero lamentablemente los tiempos de deterioro no tardaron en llegar y desde hace unos años su remodelación y mantenimiento aparecieron como una demanda impostergable. El Municipio comenzó así, un plan de transformación integral del emblemático espacio cultural, que supone la intervención del escenario, oficinas internas, baños y camarines, por mencionar algunas.

Desde hace meses las obras avanzan sin pausa, pero no todos están conformes con el proyecto de renovación. Desde el Sindicato de Músicos de Rosario -gremio que desde 2009 se embarcó en una lucha constante para evitar que el Anfiteatro caiga en el abandono-, consideraron que la remodelación «es una obra a medida de los privados» y cuestionaron no ser consultados por la Municipalidad a la hora de definir las modificaciones arquitectónicas del proyecto.

«Lo que hemos planteado siempre es que con el paso del tiempo el Anfiteatro fue quedando transformado en una especie de plaza pública que, durante todo el día y durante todo el año, no decía absolutamente nada, excepto en aquellos momentos en que había una programación», analizó en retrospectiva Hugo Vitantonio, secretario general del Sindicato de Músicos, en diálogo con Conclusión.

El reclamo de los ‘músicos’ pretendía devolverle al Anfiteatro «vida institucional las 24 horas del día y los 365 días del año», es decir, personal permanente, mantenimiento constante, una ‘asociación de amigos’ «como tienen la mayoría de las salas municipales y provinciales», publicidad y presupuesto propio. «Que tuviera una orgánica y una programación que lo constituyera en un Centro Cultural, como los otros que existen en la ciudad», dijo Vitantonio y completó la frase: «Queríamos que esté bajo una conducción centralizada, donde todo lo que se hiciera tuviera que ver con la idea de programación del perfil de ese espacio público».

A pesar de sus anhelos, Vitantonio consideró que las obras que se llevan a cabo actualmente «no implican ningún tipo de avance desde el punto de vista institucional» al tiempo que criticó que desde el Municipio no hayan contactado al gremio para tener otra mirada. «Somos una organización que desde hace más de 10 años se mantiene activa sobre este tema y no nos llamaron, eso no sucedió», sentenció.

Refiriéndose concretamente a los trabajos de remodelación, reconoció que «nadie podría decir que una obra de estas características es mala o no sirve para nada» aunque en seguida aclaró que «en realidad se han perdido la oportunidad de hacer algo que valga la pena. Es una obra a medida de los privados», dijo contundente.

Una por una, las críticas al plan municipal 

  • Escenario: contará con una cubierta metálica con una superficie de 340 m2. «Hoy no se hace nada al aire libre si no se tiene un escenario techado; entonces decidieron techarlo. Esto le da posibilidades a un empresario privado de llevar un espectáculo al Anfiteatro en lugar de, por ejemplo, al City Center», apuntó.
  • Cerco perimetral: se trata de una reja de cerramiento del predio. «Ese enrejado no le otorga seguridad a lo que está adentro del anfiteatro, lo único que le da es la posibilidad de que cuando los privados hagan un rédito del espectáculo la gente disciplinadamente pase por las boleterías», cuestionó Vitantonio y agregó: «El cerco tiene la función de disciplinar al público».

«Hasta allí el Anfiteatro no ganó nada, sigue ganando el privado», expresó a modo de raconto.

  • Baños: «Para cuando el Anfiteatro esté lleno, tienen que colocar por lo menos 20 baños químicos, y lo que están haciendo con los baños es una cosmética que no le da al Anfiteatro los baños que necesita, porque la cantidad de gente es mucha y la permanencia del público cuando hay eventos suele ser de 2 o 3 horas».
  • Bar ubicado en la parte superior: bajo el criterio del director del Sindicato de Músicos «ese bar es casi una falta de respeto al Anfiteatro, porque está dándole la espalda» y además señaló que «la gastronomía debe ser asociada al Anfiteatro, deber ser parte de la oferta que te invita a disfrutar del espacio. Por eso el bar debería haber sido incluido en todo este proyecto de remodelación porque es una unidad arquitectónica, no se lo puede dividir y que dos equipos de arquitectura distintos trabajen sobre la misma zona».                                    Asimismo, dijo que «el otro gran problema de ese bar» es que impide la evacuación del predio. «En resumen el bar supone la no prestación de servicio específico, el impacto ambiental y paisajístico y la dificultad al momento de la evacuación ante una emergencia».

«Es una obra a medida de los privados: por un lado, los productores que buscan comercializar el espacio que es público y por el otro, el bar que estaría en el lugar equivocado. Tiene que haber un bar pero no así», manifestó indignado.

Por otra parte, Vitantonio indicó que «el Anfiteatro pierde mucha superficie con esta obra en lugar de ganarla, que es lo que estaría necesitando» ya que «el cerco perimetral está al borde de las gradas de las tribunas y se pierde espacio desde la barranca hacia abajo, hacia la avenida Belgrano pierde una superficie enorme, queda como encajonado».

Resignación 

«Es una pena, es un Anfiteatro que está en el lugar más hermoso de la Argentina, en la ribera del Paraná, en una barranca», lamentó Vitantonio teniendo en cuenta las «imperfecciones» del proyecto municipal.

Consultado sobre si había intentado contactarse con los responsables de la ejecución de la obra, el secretario general expresó que desde la Secretaria de Obras Públicas le respondieron que «solamente eran el organismo ejecutor de la obra y que el proyecto había venido de la Secretaría de Planeamiento y de la Secretaría de Cultura».

«Si las dos secretarías presentan este proyecto y están contentas y no llaman para consultar y tener otro punto de vista, qué podemos hacer», se preguntó resignado Vitantonio y cerró: «Como se suele decir, es lo que hay».

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