MIéRCOLES, 27 DE NOV

Voto electrónico: una decisión a contramano del mundo que “resta transparencia”

Beatriz Busaniche, presidenta de la Fundación Vía Libre y Dante Zanarini, docente de la UNR, dialogaron con Conclusión sobre el sistema de votación, y coincidieron en que “la tecnología tiene problemas intrínsecos”.

Por Guido Brunet

Luego de las elecciones generales del 22 de octubre pasado, una de las primeras actitudes del Gobierno nacional fue manifestar la necesidad del voto electrónico en el país. A tal punto que Marcos Peña expresó que “espero que hayan sido las últimas elecciones con papel”.

Es que a pesar de conocerse el resultado a las pocas horas de cerrar los comicios y desarrollarse con normalidad en todo el país, para el Poder Ejecutivo es prioritaria una “modernización del sistema electoral”.

Uno de los argumentos para sostener esa idea fue la cantidad de listas utilizadas en Formosa debido a la Ley de Lemas, más allá de que no sea necesaria la tecnología para dar fin con este sistema. Sin ir más lejos, en Santa Fe la creación de la boleta única eliminó las confusiones generadas por la gran cantidad de papeles en el cuarto oscuro.

Además, son sobrados los casos en el mundo donde se han detectado fallas y hasta se tuvo que dar marcha atrás con la implementación del sistema. Por eso, las posturas contrarias a la modificación no son pocas.

La presidente de la Fundación Vía Libre y docente de la UBA, Beatriz Busaniche explicó a Conclusión que “los sistemas de voto eléctronico no permiten resguardar los principios fundamentales”. Y continuó: “Es inaceptable porque no respeta el secreto, porque la elección queda comprometida y el ciudadano está inhabilitado de auditarlo”.

Entre quienes podrían atacar una elección no solamente se encuentran los partidos políticos, sino también otros grupos que pretendan perjudicar al sistema democrático de un país, según la docente.

El proyecto de boleta electrónica fue aprobado en la Cámara de Diputados en octubre de 2016 y aún espera resolución en Senadores. Pero desde la Fundación se han opuesto a la idea. En primer lugar porque “delega en el Ejecutivo la definición del sistema, lo cual es darle a una de las partes demasiado poder”. Y segundo porque tipifica penalmente la investigación en seguridad informática, es decir “quienes quieran investigar no podrán hacerlo”.

La docente de la UBA se refirió al caso de Salta donde se utilizó un sistema electrónico que brindaba una constancia en papel. “Cuando se emite papeleta se resguarda un poco más el voto, pero deja muchos puntos de ataque para quien quiera hacer fraude. Es una flaqueza inherente al sistema”, remarcó la integrante de Via Libre.

En diferentes países del mundo se decidió discontinuar con esta metodología, luego de comprobarse su fragilidad. Holanda dejó de utilizarlo, así como sucedió en Alemania y Austria. En tanto, Irlanda y Australia realizaron intentos, pero luego desistieron. Aunque persistió en Bélgica, Estonia y Brasil, por ejemplo.

“Argentina está yendo a contramano de los países desarrollados. De los veinte primeros solamente uno (Estados Unidos) utiliza voto electrónico en algunos estados, y tras sospechas de manipulación muchos condados están volviendo a votar en papel”, detalló.

Por su parte, Dante Zanarini, docente de la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad Nacional de Rosario, manifestó que “la tecnologia tiene problemas intrínsecos”.

Al ser consultado sobre las ventajas y desventajas del sistema, el especialista respondió: “Es difícil pensar en ventajas porque para eso primero hay que garantizar al menos lo minimo en un sistema electoral, es decir la garantía del voto secreto, el recuento y las minimas propiedades de transparencia”.

“No tenemos un sistema informatico que pueda garantizar los tres problemas a la vez. Eso es un hecho, no es opinable, es un teorema que hemos estudiado, en general se aplica a cualquier sistema electoral. Pero cuando aplica tecnología lo que hace es poner una caja negra entre la voluntad del votante y la expresión popular, que es el voto. Y eso lo vuelve al sistema menos transpartente. Restarle transparencia al sistema electoral es claramente un retroceso”, estimó Zanarini.

Luego, Zanarini describió: “No hay evidencia cientifica que garantice que se puede hacer el sistema de voto electronico, con lo cual no parece razonable desde el punto de vista cientifico querer implementar un sistema que esta probado que no funciona”.

“En el voto electrónico no se cumplen las garantías mínimas, con lo cual ni siquiera vale la pena pensar las ventajas. Nosotros terminamos encontrando fuertes desventajas que ponen en riesgo lo que entendemos como principios fundamentales del sistema electoral”, finalizó.

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