Por Santiago Fraga

“Era como un sueño querer hacer algo más que lo que veníamos haciendo. Y no es que yo quiera, es que el 2001 requiere y los familiares requerimos de una ONG, porque no existimos prácticamente para la sociedad”, así comienza describiendo Máxima Catalina Delgado el trabajo que realizan. Ella es la presidenta de la organización Familiares del 2001 por la Justicia Social, que desde hace un año se creó para seguir dando lucha por la memoria, la verdad y la justicia.

En diálogo con Conclusión, Catalina, hermana de Juan Delgado, asesinado en Rosario en la represión del 19 de diciembre de 2001, sostuvo que la creación de la ONG surge de la necesidad de visibilizar a “los muertos que quedaron relegados sin justicia de ninguna índole”, y que como objetivo buscan “la forma de luchar contra la violencia policial, el gatillo fácil” y que sea algo bieno para la sociedad.

“Queremos que nuestras familias puedan hacer algo con lo que pasó. Nadie quiere lucrar con esto. Yo quiero que otras personas sepan lo que pasó con mi hermano y con los otros chicos, y a la vez poder ayudar a esas personas. Nosotros venimos de conocer lo que es la policía, cómo  actúa, entonces hay muchas personas que vienen de ese medio, de ese lugar, que no tienen ayuda. La ONG estaría para ayudar a aquel que la policía relega”, detalló en la entrevista en los estudios de CLN TV.

En este sentido, manifestó sentir impotencia de que “esté pasando lo mismo”, con las diferencias contextuales con el 2001, y sostiene que el dolor de la pérdida de su hermano es una herida que el tiempo no cierra, aunque no le falten las fuerzas para pelearla: “Para mí está el dolor como si fuera ayer. Vuelvo a ver pasar a mi hermano por la puerta de mi casa. Para mí no pasó hace 15 años, pasó ayer. Pero uno tiene que vivir, hacer cosas, tengo hijos y mi mamá falleció hace cuatro años pensando en su hijo. Todas esas cosas hacen que vos tengas fuerza siempre, y eso es lo que me da fuerza a mí: mi vieja, mi hermano y cuando no tengo le pido al de arriba”.

Juan

Sobre la tragedia que recayó sobre su hermano, Catalina narró la secuencia de aquel día: “Estaba sentada en el patio de mi casa y veo a mi hermano pasar. Tenía un pantalón corto, una remera en el hombro y una colita. Él no estaba en el tema del saqueo, él pasó y miró y se fueron con dos vecinas. Él tampoco estaba en ese lugar como para saquear. Después de ahí no lo veo más, lo voy a buscar a mi hijo a la vuelta y me voy para mi casa. Ahí tuve un sentimiento… yo ya sabía que a mi hermano le había pasado algo. Y cuando vienen y me lo dicen me vino todo ese sentimiento de angustia, de impotencia. Una chica me dice ‘A tu hermano le pegaron un tiro, está tirado en el piso y te está llamando a vos, Cata’. Ahí agarro una moto, una zanellita que tenía, y cuando llego al lugar a mi hermano ya lo levantaban  en una ambulancia. Supuestamente dicen que estaba muerto, pero si estaba muerto no se lo llevaba la ambulancia sino que esperaban a la morguera. Yo sigo la ambulancia, ésta va por Necochea para el lado de Pellegrini y cuando llegamos a Cochabamba un policía le hace un gesto de “giralo, tenelo, pasealo”, un montón de cosas podían significar ese gesto. Sigo la ambulancia, agarro Pellegrini, Oroño y de ahí al de Hospital de Emergencias. Quisieron pasearlo a mi hermano para que se muriera definitivamente”.

En ningún momento a Catalina le permitieron ver ni tocar a su hermano. No hay ningún responsable castigado por su asesinato.

“Se sabe que fue la policía porque tenía un tiro de una 9 milímetros en la pierna, tenía un escopetazo, le sacaron ocho perdigones, le hizo explosión masiva de tórax, no fue de larga distancia que le pegaron así que era para matar. No obstante eso, yo de casualidad veo en Tribunales arriba del mostrador un sobre que decía Juan Delgado. Abro y veo la autopsia, y veo la cabeza de mi hermano rota por un culatazo. Si vivía ¿cómo iba a quedar? Yo pienso que Dios dijo ‘Me lo llevo porque así no puedo permitir que se quede’”, continuó ante una visible emoción que la invade cada vez que habla del episodio.

“A mi hermano lo mataron como perro, no le dieron posibilidad de nada”.

Según sus recuerdos, Juan era un chico alegre, siempre sonriente y dispuesto a ayudar. Hacía trabajos de albañilería y cuando no surgía ninguno cirujeaba. Tenía un carro de tracción a sangre que cargaba el mismo a sus hombros, “haciendo de caballo con su propia fuerza”. “Iba a buscar comida a los restaurantes y vivía de eso como mi mamá. Uno niega sus raíces y niega todo, yo digo de dónde vengo, vengo de la humildad, de lo más bajo y soy re humilde, y mi familia era así.

A Juan le gustaba ayudar a los chicos. En mi barrio siempre daba de comer, venían un montón de pibitos a la casa de mi vieja, aunque ella a veces se enojaba, y venían a comer al mediodía o a la noche. Él traía para los vecinos realmente. Así era Juan”, siguió describiéndolo su hermana Catalina, contando que uno de los apodos por los que era conocido en el barrio era “torta negra”.

Querer cambiar las cosas

Además de la lucha que lleva adelante con la ONG, Catalina Delgado aspira a más y quiere ser parte de un cambio todavía más profundo en las realidades que le ha tocado vivir de cerca. Por eso fue que aceptó ser candidata a Concejal por la lista Adelante Rosario, que encabeza Pablo Javkin, y junto al partido SI de Alicia Gutiérrez.

“Para mí fue una sorpresa cuando me dijeron si quería ser candidata. Vengo prácticamente desde el inicio del partido, pero era algo que jamás hubiera estado en mi imaginación. Si llego a ser concejal sería algo para poder ver las perspectivas mejor, para darle la mano a un montón de proyectos que puedan salir de ahora en más”, comenzó describiendo sus sensaciones.

Al ser consultada por cómo ve la realidad hoy en día, Delgado aseguró que “está todo hecho un desastre”.

“Yo vivo en un barrio muy humilde, en La Siberia, y mi barrio requiere un montón de cosas. Yo no tengo acceso a gas natural, a un cable, a un teléfono, por la zona donde vivo. A veces no tengo acceso a que entre una ambulancia. Uno a veces se refiere a la villa como una zona marginal, pero la misma sociedad margina a los que vivimos ahí. Yo vengo de trabajar en Baigorria, tengo una hora y media de colectivo, me voy a las 7 de la mañana y estoy volviendo a las 6 de la tarde a mi casa todos los días. No somos lo que se dice que somos en un lugar así. Uno trata de que no te marginen. Eso es lo que yo quiero. Estar en la política sería para no dejar que nos marginen. Somos personas, seres humanos, y tenemos derechos. En mi barrio los pibes no tienen un montón de cosas, los que son delincuentes es porque no les queda opción, porque los padres no tienen educación y ellos no tienen herramientas, porque van a buscar trabajo y no les dan porque los discriminan. Yo sé lo que es vivir en un barrio humilde y salir todos los días a los ponchazos no teniendo nada”, detalló con claridad.

Este viernes, Máxima Catalina Delgado estará participando a las 19 de en la jornada “2001: Recordar para no repetir” a realizarse en la biblioteca del Sindicato Empleados de Comercio de Rosario (Corrientes 450), en el marco de la presentación del libro “2001. Ni olvido, ni perdón” de Gabriel Prósperi y el documental “39” de Ayelén Velázquez, con la presencia de ambos autores y bajo la organización del diario Conclusión.

«2001: Recordar para no repetir», Jornada de presentación y debate