MARTES, 26 DE NOV

El tráfico ilegal de fauna: un problema que crece en Rosario y el país

Los animales silvestres “no son mascotas”. Por esa premisa lucha día a día Clara Mitchell, guardafauna honoraria de Santa Fe quien charló con Conclusión y amplió al respecto de la grave situación provincial.

Por Marina Vidal 

Los animales silvestres no son mascotas. “Porque no deben, no pueden y no quieren”. Embanderada con esta ideología, y luchando día a día por los derechos animales, la guardafauna honoraria de Santa Fe, Clara Mitchell dialogó con Conclusión y manifestó su preocupación por el tráfico indiscriminado de animales. La especialista aclaró que en Santa Fe y Rosario una de las especies más traficadas es el cardenal de copete rojo por cuestiones geográficas. Las redes sociales: un arma de doble filo que atenta contra la problemática.

“Muchas veces vemos vendedores que van de puerta en puerta ofreciendo loros, por ejemplo. A la persona, en desconocimiento de la situación, le da lástima o ternura y lo compra. Pero en verdad, lo que está haciendo es generándole al vendedor más recursos para seguir traficando animales. Además, muchos de estos loros son teñidos o decolorados con sustancias tóxicas que son nocivas para su salud para aparentar ser un loro de mayor valor económico. Del otro lado del negocio, la situación es terrible por cada dos animales que llegan a ser vendidos, 8 han muerto ya sea durante la captura, los traslados inhumanos o el cautiverio y el maltrato que reciben en todos ellos”, describió la profesional.

La única manera de detener por completo el tráfico ilegal de fauna viva es que no exista mercado que compre estos animales

Mitchell agregó que en el caso de los loros o las lechuzas, la captura se realiza robando los pichones del nido. “El caso más típico es el loro hablador (amazonas aestivas) donde derriban los árboles, por lo cual implica otro impacto ambiental, para alcanzar el nido y robarse los pichones. La mayoría de estos pichones morirán sin el cuidado de sus padres, pero los que sobrevivan se venderán en el mercado negro.”, detalló la guardafauna.

En tanto, resaltó que otro ejemplo similar es el del mono. Para vender un mono pequeño – explicó- matan a todo su grupo familiar de aproximadamente 20 individuos porque los adultos no se acostumbran al cautiverio.”, subrayó Mitchell.

Y agregó: “En Santa fe y Rosario lo que más se trafica en las redes sociales son pájaros silvestres, sobre todo el cardenal de copete rojo porque se caza en esta zona con un método que se llama “pega pega”. Se trata de un pegamento muy fuerte que se pone en los alambres o en los árboles y el animal queda pegado al apoyarse. También utilizan lo que se llama llamadores, que es un macho de la misma especie, que como el otro macho quiere defender su territorio, viene y se posa. Por lo cual no le quedan muchas opciones de escape”.

La especialista manifestó que si no lo sacan del “pega pega”, se lastiman las patitas y el plumaje y si no se los retira rápidamente, mueren. Además de que dicho producto queda en el lugar porque no lo limpian y otras especies son víctimas de este brutal método. En tanto, si ese animal que quedó atrapado, “no tiene un valor comercial, muere porque nadie se toma el trabajo de sacarlo”. Además, se posan especies más grandes, como aguiluchos, que pueden salir de él, pero no sin heridas muchas veces severas.

Otro método de captura son las redes “que no son selectivas y donde caen un montón de animales convirtiéndose en una matanza”.

“Si se salvan de todo esto, viene el transporte que es peor. Han sido decomisados monos adentro de termos, loros y serpientes dentro de botellas de plástico, hacinados, sin comida sin agua y hasta sin aire”.

El comercio ilegal mueve según la Interpol 180 millones de dólares al año a nivel mundial. En Argentina no hay cifras oficiales porque no sólo decomisa la Nación sino que también lo hacen las provincias.

“De 2012 a 2014 la Nación decomisó 8.000 animales, pero hay que considerar que sólo se decomisa un pequeño porcentaje de todo lo que se trafica”, remarcó.

Y agregó: “Es importante destacar que al venderse como mascota, al margen de la ilegalidad, un animal silvestre no debe, no puede y no quiere ser mascota…  Si nosotros tenemos un puma en nuestra vivienda y se escapa (como ocurrió en Pilar 2 veces este año), ponemos en riesgo no sólo a nuestra familia sino a toda la comunidad. Estos animales son salvajes y tarde o temprano va a mostrar un comportamiento agresivo, hasta sin provocación alguna. Muchas veces ocurre que de cachorros los vemos como animalitos tiernos, los gatos monteses por ejemplo, pero al desarrollarse hormonalmente comienzan a mostrar comportamientos agresivos y especialmente ser muy posesivos con la comida. Es un riesgo de tener un depredador en nuestra casa”.

¿Porque no es mascota?

“Un animal salvaje no es mascota, primero porque es ilegal y con penas de hasta dos años de prisión. Por otro lado el animal puede tener enfermedades contagiosas para los seres humanos. Por ejemplo la psitacosis es una enfermedad normal en los loros pero cuando se contagia a humanos genera una neumonía grave, o la rabia, la tuberculosis, la salmonella en el caso de los monos, entre otras muchas. Más si proviene de estas redes de tráfico dónde ha estado absolutamente hacinado o en jaulas con animales muertos y vivos”, relató la guardafauna.

En tanto, reiteró que no se debe porque es ilegal, pero además porque necesita alimentación variada que “nosotros no podemos brindarle y le estamos generando un problema de salud al animal. Y sobre todo, porque el animal no quiere ser mascota: no quiere estar encerrado en una jaula ni que una persona lo acurruque, el animal quiere estar con su familia en su hábitat natural. Según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, quedan sólamente tres mil ejemplares de cardenal amarillo, de todos ellos, dos mil son reproductores. Lamentablemente, los venden muchísimo para el mercado de las aves en jaula, a pesar de que los necesitamos a todos ellos en la naturaleza reproduciéndose y continuando con la especie”, enfatizó.

Por último, la especialista destacó otro punto con el que luchan y tiene que ver con la venta y tráfico en redes sociales. “Es impune e increíble la cantidad de gente que está involucrada. Estamos luchando y trabajando con la red social más importante para minimizarlo, pero hay algo que es real…el problema no es la herramienta, los que delinquen son los individuos”, cerró.

 

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