SáBADO, 30 DE NOV

Crítica de El Pingüino: hay vida después de Batman

El domingo terminó esta serie sobre el ascenso de este clásico villano del encapotado. Una historia llena de intrigas y traiciones que se convirtió en una de las ficciones del año.

 

Las historias de los villanos suelen ser mucho más atractivas que las de los héroes, sobre todo, cuando se trata de remontarse en los orígenes de los mismos. Si bien el villano por excelencia de Batman es el Guasón, quien hasta hace poco tuvo una secuela fallida; DC decidió darle luz verde a una serie sobre El Pingüino, que se desprende de la película “The Batman” que protagonizó Robert Pattinson. Lo que sorprendió es que este personaje logró superar al héroe y se convirtió en una de las series del 2024.

Luego de que Ciudad Gótica quede devastada tras los acontecimientos de “The Batman”, Oswald “Oz” Cobb (Colin Farrell) quiere progresar en la mafia, pero su ascenso se ve interrumpido cuando asesina al hijo de su ex jefe. Allí, Oz vive una serie de enredos en la que debe jugar un peligroso juego de ajedrez contra Sofía Falcone (Cristin Milioti) por controlar la mítica ciudad.

El universo de Batman es por demás de grande, tal es así que se desprenden una gran cantidad de héroes y villanos que pululan por Ciudad Gótica y alrededores. El director Matt Reeves (Guerra del Planeta de los Simios) fue quien se puso al mando de este mundo, que se ve similar a lo que hizo Christopher Nolan en su saga del Caballero Oscuro, pero yendo más allá que su par ganador del Oscar.

Si bien la visión de Reeves fue decente, es la guionista y showrunner de la serie, Lauren LeFranc, quien supo construir una historia sólida, con personajes sórdidos e interesantes, sin tener que recurrir a la intervención del murciélago. Logró sumar personajes menores de este mundo para contar un policial moderno, lleno de intrigas, traiciones y crueldad; haciendo homenajes a “El Padrino” y “Los Soprano”.

Para los que piensan (y ningunean) que una ficción basada en cómics no es “serio”, se equivocan, ya que se tocan temas por demás de interesantes como el bullying, la violencia de género y las enfermedades mentales de una manera cruel, pero que se asemejan mucho a los tiempos que se viven.

Colin Farrell logra hacer una caracterización camaleónica e impecable del Pingüino, creando un ser despreciable pero con el que todos terminamos “empatizando” por todo lo que tuvo que vivir para llegar a una supuesta cima.

Como dice el dicho (ya demodé): “Detrás de un gran hombre, hay una gran mujer”, en este caso hay dos que logran acompañar a Farrell de manera excepcional. La primera es Deirdre O’Connell, quien interpreta a Francis Cobb, la madre con problemas mentales y sostén emocional del protagonista. Y la segunda, y más importante, es Cristin Milioti, quien se pone en la piel de Sofía Falcone. Sofía es la villana de esta serie, cuyo objetivo es vengar la muerte de su hermano y ocupar el lugar que dejó vacante su padre.

La actuación de Milioti es notable por cómo logró captar la esencia de este personaje, golpeado por la muerte y traición de sus seres queridos, lo que la transformó en un ser temible.

La serie consta de ocho episodios intensos que exploran mucho más este vasto universo en el que vive el murciélago. Imperdible.

 

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