SáBADO, 30 DE NOV

Visita guiada al cementerio El Salvador con la colectividad croata

Este sábado 26 octubre a las 10, se realizará un recorrido para celebrar la «Svi sveti» (Día de todos los santos). La actividad es gratuita y se suspende por lluvia.

 

Este sábado a las 10, se realizará una nueva visita guiada al cementerio El Salvador (Ovidio Lagos 1840) en conjunto con la colectividad croata, para celebrar la «Svi sveti» o el «Día de todos los santos», que se conmemora todos los 1 de noviembre. Esta actividad es abierta a toda la comunidad, gratuita y no requiere inscripción previa y en caso de lluvia, se suspende. Cabe destacar que la actividad fue declarada de interés municipal por el Concejo Municipal de Rosario (Decreto N° 66.273/2024).

Para esta efeméride, la colectividad croata propone un recorrido respetuoso para honrar a sus antepasados. En este sentido, se intenta recuperar una tradición de mitad del siglo XX, en la que el cementerio El Salvador era punto de encuentro para aquellos compatriotas que visitaban los nichos y panteones, con flores y ornamentos coloridos para adornar el camposanto.

El recorrido tendrá como eje la historia, la cultura, las costumbres, los rituales y la simbología de esta colectividad en las tumbas de la necrópolis. Se recorrerán los panteones de los primeros inmigrantes croatas en llegar a Rosario y sus grandes hazañas y, en el marco de la celebración de Svi sveti (Todos los santos), se hará una ceremonia al estilo croata, con objetos traídos directamente de Croacia.

«Svi sveti» es una festividad de gran importancia, donde las familias se reúnen para honrar a sus difuntos decorando las tumbas con flores y encendiendo linternas. En Croacia es feriado nacional y todas las ciudades alteran los recorridos de ómnibus para que sea más fácil la llegada a los cementerios. Cabe destacar que esta festividad se celebra por segundo año consecutivo en la necrópolis ubicada a metros del parque de la Independencia.

Durante el evento, se colocará una placa conmemorativa en honor a la Familia Nicolorich. Matías Nicolorich nació en 1780 en Bol, una localidad en la isla de Brač, en la costa dálmata, entonces bajo el protectorado de la República de Venecia (hoy Croacia). Llegó a Rosario navegando su propio velero a principios del siglo XIX, convirtiéndose en uno de los primeros inmigrantes croatas en establecerse en la ciudad. No solo fue un destacado miembro de la comunidad, sino también un pionero en la vida cívica y social de Rosario. Fue juez de Paz y comandante Militar, cargos en los que contribuyó significativamente al desarrollo de la incipiente villa.

Su casa en calle Santa Fe, entre Laprida y Buenos Aires, es recordada como la primera casa de dos pisos en Rosario. Construida en 1830, a imagen y semejanza a su casa en su ciudad natal de Bol. La casa no solo fue un símbolo de progreso, sino también un punto de referencia histórico, siendo uno de los primeros edificios en la ciudad con esas características. Sus descendientes, a través de relatos escritos familiares como los de sus nietas Domitila Ferrer de Alonso y Elvira Aldao de Díaz, han conservado la memoria de su vida y sus contribuciones a la ciudad.

Pedro Nicolorich (hijo de Matías), también dejó una huella imborrable en la historia de Rosario y de Argentina. Durante la Guerra de la Triple Alianza, uno de los conflictos más significativos en la historia sudamericana, Pedro se destacó por su valentía. En 1865, Bartolomé Mitre convocó a las Guardias Nacionales, conformadas principalmente por civiles. Aunque muchas provincias no se adhirieron a la convocatoria, Santa Fe envió a 500 hombres. Pedro Nicolorich fue el primer rosarino en alistarse.

Tras un acto en la plaza 25 de Mayo, partieron hacia lo que sería la batalla de Curupaytí, considerada una de las más sangrientas en la historia del país. El sábado 22 de septiembre de 1866, a las 6 AM, se dio la orden de ataque. Mariano Grandoli, un soldado destacado rosarino, quien portaba la bandera, fue el primer en caer en combate. Pedro Nicolorich pasaría a ser el segundo abanderado. Tomó la bandera tras la muerte de Grandoli, recibió una herida fatal en la batalla y falleció pocos días después. Su sacrificio es recordado como un acto de valentía y dedicación a la nación que había acogido a su familia.

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