SáBADO, 30 DE NOV

Tierra Santa: ¿un futuro sin cristianos?

El gobierno israelí apoya a los colonos en la expropiación de tierras en posesión de ciudadanos cristianos y en Cisjordania, más de 70 familias de creyentes emigraron desde que empezó la guerra.

 

El padre Ibrahim Faltas, vicario de la Custodia de Tierra Santa, alertó sobre un panorama oscuro para el futuro de los cristianos en el lugar donde comenzó precisamente el cristianismo, la tierra de Jesús y de los primeros discípulos., quien expresó «los lugares santos sin cristianos, Cisjordania sin cristianos, Belén y Jerusalén sin cristianos, son una fuente de profunda preocupación».

La atención de la comunidad internacional, señaló el vicario, «está centrada en Gaza, pero en Cisjordania también hay muchísimos problemas: enfrentamientos, ataques, aumento de los asentamientos», tal como está ocurriendo en estos días en la zona de Belén. «Y siguen arrestando palestinos, ya suman más de 10 mil personas las encarceladas» desde el 7 de octubre, continuó, subrayando que todas esas situaciones son «una señal de preocupación para la Iglesia y para todos nosotros, incluyendo todos los cristianos que están emigrando. Precisamente, más de 70 familias cristianas, solamente de Belén, han emigrado desde el comienzo de la guerra, otras de Jerusalén, y todas comparten la misma idea: ‘Aquí no hay futuro para nuestros hijos y la situación es dramática'», manifestó el padre Faltas en una entrevista con la Agencia AsiaNews.

El conflicto en Gaza, los ataques de los extremistas judíos y el intento de expropiación de propiedades cristianas se suma a la aceleración de las colonias por parte del gobierno israelí, como lo confirman las declaraciones que hizo hace pocos días un alto miembro del poder ejecutivo del país. En efecto, el ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich, anunció oficialmente la construcción de un nuevo asentamiento en Jabal al-Makhrur, en la zona de Beit Jala, cerca de Belén. Apenas se conoció la noticia, se produjo una inmediata intervención de colonos y del ejército, con ataques conjuntos y la consiguiente expulsión de los pobladores, a lo que se sumó la declaración de «zona militar cerrada». Ciudadanos y activistas respondieron con una sentada de protesta y se niegan a irse -a pesar de los ataques-, para defender lo que es una de las últimas aldeas cristiano-palestinas de la región.

La zona afectada por el nuevo asentamiento ilegal es un sitio declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y, desde hace mucho tiempo, se encuentra en la mira de las autoridades israelíes, especialmente de la facción de la derecha radical y religiosa, encabezada por Smotrich y el ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben-Gvir.

Todos los asentamientos israelíes en Cisjordania, ocupada desde 1967 y ahora habitada por cerca de 700.000 colonos israelíes -incluyendo Jerusalén Oriental-, se consideran ilegales según el derecho internacional, independientemente del hecho de que cuentan con el permiso de los organismos de planificación israelíes. Analistas y expertos señalan que el nuevo proyecto constituye una nueva expropiación de lo que queda de tierra palestina en la zona de Belén, reducida a poco más del 10% respecto de sus orígenes. Y el objetivo sigue siendo la expansión de la «soberanía judía» a toda la tierra existente «desde el río hasta el mar».

En particular, el nuevo asentamiento abarca un total de aproximadamente 60 hectáreas (148 acres) y recibió la aprobación preliminar, junto con otros cuatro, en el mes de junio. El movimiento activista israelí contra la ocupación, Peace Now, añade que limitará directamente con la aldea palestina de Battir, un sitio del patrimonio mundial conocido por sus terrazas agrícolas escalonadas, sus viñedos y sus olivares.

La ONG denunció el proyecto como «un ataque» a una zona conocida «por sus antiguas terrazas y sus sofisticados sistemas de riego, evidencia de miles de años de actividad humana». Las acciones de Israel representan «una amenaza inminente» para un territorio de elevado «valor cultural para la humanidad», agregó.

Por último, también expresó su preocupación la Oficina de la ONU para los Derechos Humanos en los Territorios Palestinos Ocupados (TPO), que en una nota difundida ayer señala que un nuevo asentamiento en la zona «estratégica» de Nahal Heletz «compromete» la subsistencia y la seguridad de los habitantes locales. Y constituye una «amenaza significativa» para la contigüidad y vitalidad de un Estado palestino.

Desde que comenzó la guerra en Gaza, se han «legalizado» retroactivamente tres puestos de avanzada, mientras que los colonos han establecido otros 25 nuevos, aprovechando el desinterés internacional y la política colonial del gobierno de ultraderecha.

El éxodo de los cristianos

«Lo que está pasando en Cisjordania -contó el padre Faltas a AsiaNews- es muy grave, desde los enfrentamientos con los colonos hasta los crecientes asentamientos, las muchísimas personas arrestadas y las numerosas destrucciones que se han producido desde el comienzo de la guerra» que desencadenó el ataque de Hamás contra Israel el 7 de octubre. En poco más de diez meses, murieron más de 700 personas en Cisjordania, que se suman a las 40.000 víctimas y más de 100.000 heridos en la Franja.

«Muchísimos cristianos -advirtió el vicario de la Custodia de Tierra Santa- perdieron sus propiedades, lo cual es un hecho muy grave, porque lo que une a la persona a un lugar es la tierra, la realidad donde vive. Llevamos 70 años esperando que intervenga la comunidad internacional, pero nadie hizo nunca nada concreto. Estamos pendientes de la mediación en curso de los estadounidenses, los egipcios y los qataríes. Esperamos que pueda conducir a un acuerdo, porque de lo contrario será un desastre. Todos lo esperan, cristianos y musulmanes, judíos, israelíes y palestinos, tras 11 meses de muertos, incluyendo niños, y con la proliferación de enfermedades y escombros; ya es un desastre en todas partes».

La última alarma procedente de Gaza está relacionada con la epidemia de polio, ya que «al menos 600.000 niños – continúa el sacerdote franciscano- necesitan la vacuna. Todos están mal, no llega ninguna ayuda y la gente se muere de hambre, de sed, primero de frío, y ahora de calor. Si no ponemos fin a todo esto, si no se llega a una tregua -advirtió-, el conflicto está destinado a difundirse y será la tercera guerra mundial. Mientras tanto, las personas sufren, incluso los cristianos, desde la Franja hasta Cisjordania, y en el mismo Israel: el 90% trabajaba en el sector del turismo, que ya no existe debido a la violencia, y el panorama es de profunda desesperación».

«Nosotros, concluye el padre Faltas, como Iglesia de Tierra Santa, estamos haciendo todo lo posible para ayudar a los cristianos a permanecer, estamos aquí desde hace más de 800 años y los alentamos a continua, los ayudamos a mantener su presencia; pero necesitamos paz y la ayuda de todos, también de los cristianos de Occidente y del Papa Francisco que, hasta la fecha, ha sido el único que siempre ha invocado con fuerza un alto el fuego, aunque nadie lo haya escuchado».

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