SáBADO, 30 DE NOV

Los trabajadores de las centrales nucleares pelean contra la privatización: “No saben qué quieren hacer con Atucha”

Los empleados de las empresas de energía nuclear están en pie de guerra por la falta de previsibilidad de sus puestos de trabajo ante la inminente privatización. En lo que va del gobierno de Javier Milei perdieron entre el 50% y el 60% de su poder adquisitivo.

Por Manuel Parola

Los trabajadores de las centrales nucleares Atucha I, II y Embalse se encuentran en situación de alerta debido al caldo de cultivo que se cocina entre las promesas de privatización de las empresas hidroeléctricas y de las generadores de energía de origen termonuclear; la pérdida de más de la mitad del poder adquisitivo de los empleados y la ausencia de un programa de control y trabajo de las empresas nucleares. Desde los gremios advierten que si la situación no cambia, podría peligrar la generación récord de energía que tanto festejó este lunes el vocero presidencial Manuel Adorni. 

“El ánimo es bastante desalentador y hay mucha incertidumbre, en principio por este intento privatizador de las centrales nucleares y de la votación favorable a la Ley Bases”, sostuvo en diálogo con Conclusión el secretario gremial de Luz y Fuerza, de la zona de Paraná, Matías Velo. Si bien Atucha está en Lima (Zárate, provincia de Buenos Aires) tiene la particularidad de tener la mayoría de sus trabajadores oriundos de diferentes zonas del país, y es la regional Paraná de Luz y Fuerza la de más representatividad en la central.

Velo apuntó contra la ley Bases como el huevo de la serpiente, gracias a cuya aprobación el gobierno está habilitado a vender hasta el 49% de las acciones de las empresas energéticas, entre ellas las hidroeléctricas y las centrales Atucha I, Atucha II y Embalse: “Ayer salió el decreto 718/24 que tiene que ver con las hidroeléctricas, que tienen que ver con el peso de las empresas estatales y que tiene que ver con un pasamanos de acciones de la Secretaría de Energía a nuevas concesiones. En el fondo, nuestra preocupación tiene que ver con la privatización de las centrales nucleares, las cuales son empresas que no generan rendimientos a los accionistas”, opinó el sindicalista.

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Para el trabajador de Atucha, la primera acción que tomará el nuevo directorio una vez vendida la empresa a un explotador privado, tiene que ver con la reestructuración de la empresa, “quitar ese capital humano de compañeros que vienen formándose desde hace años y que terminan en la calle. Al gobierno no le importan las empresas que son estatales”.

Por otro lado, hay una gran preocupación entre los trabajadores porque los sueldos “están constantemente a la baja desde el comienzo de este gobierno. Si bien veníamos desde el gobierno anterior con esta pérdida, al menos antes había voluntad de negociación y diálogo. Actualmente no se brinda esto, se hacen muy difíciles las negociaciones paritarias con la Secretaría de Energía”. En este contexto es que los trabajadores comenzaron a organizar asambleas gremiales desde el comienzo de agosto, en situación de alerta permanente y reclamo por salarios dignos.

La energía: una bomba de tiempo

En 50 años de operación, no se había visto este malestar en la gente, esta falta de previsibilidad y este ataque que uno siente al salario mínimo. Todos los compañeros lo han hecho notar con las movilizaciones, con los debates entre los mismos sectores y con asambleas generales que se van realizando a partir de la misma convocatoria sindical”, afirmó Velo.

El vocero presidencial Manuel Adorni celebró este lunes en sus conferencias matutinas la generación récord de energía eléctrica: “Las centrales nucleares Atucha I, Atucha II y Embalse generaron en julio 1.174.116 MWh, el valor más alto de la historia argentina, y añaden en un comunicado oficial que “esta producción representó casi el 9% de la generación eléctrica total del país”.

Velo confirmó a Conclusión estos datos y sostuvo que los trabajadores “estamos muy orgullosos, pero en realidad es un logro propio de los trabajadores, los cuales no llegan a fin de mes. No saben qué quieren hacer con las empresas nucleares, si las quieren desarmar, las quieren privatizar o qué programa de trabajo van a llevar adelante”.

En este contexto, el referente de Luz y Fuerza destacó que desde que comenzó el gobierno de Javier Milei, los empleados de Atucha “hemos perdido un 50% – 60% del valor real de lo que uno termina ganando de bolsillo”.

Un estudio realizado por la Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico S.A. (Cammesa) reveló que desde la empresa distribuidora de energía a nivel nacional se espera que los niveles de consumo de energía sean superiores al récord registrado en verano pasado, lo que llevaría a que el sistema energético no de a basto y se deban realizar cortes programados.

Es en este contexto que el gobierno de La Libertad Avanza puso a tiro de privatización las empresas hidroeléctricas, las cuales representan el 25% de la energía generada en el país. El grueso de la energía responde a las centrales termoeléctricas (58%), mientras que las energías renovables explican el 13% y la energía nuclear el 4% restante.

Ahora bien, el déficit energético es tal que el gobierno retrasará el inicio de las obras de extensión de vida útil de Atucha I -las cuales estaban programadas para septiembre y podrían postergarse por dos años- para sostener el funcionamiento de la planta y comenzar las refacciones y la ampliación después del verano, ya que el informe de Cammesa tenía en cuenta el parate en la central nuclear de Lima.

Contra los trabajadores

Además de generarse este contexto de pobreza y deterioro de los salarios, el gobierno recortó poderosamente la planta de trabajadores, despidiendo más de 70 empleados en lo que va del año, mientras que la promesa del gobierno central es la de llegar a 300 cesanteados, cerca del 10% de la planta total de trabajadores distribuidos entre Villa Martelli y Embalse, Córdoba.

“Para quien conoce del sector y entiende que no son una fábrica de galletitas, sino que deben respetarse ciertos protocolos, la cuestión salarial que también hace al correcto funcionamiento de la central”, fustigó.

De cara al futuro, Velo aseguró que “hay una intención cada vez más manifiesta por parte del conjunto de los trabajadores de ir reforzando y escalando las medidas de fuerza”, y añadió que existe “un punto de quiebre en donde no se puede sostener la baja salarial”.

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Al ser consultado por las posibles consecuencias de un paro de actividades derivado de una cada vez más factible huelga, el referente sindical enfatizó que “si hay algo que los trabajadores del sector eléctrico en general, y del sector nuclear en particular, tienen es responsabilidad. Hay cosas esenciales y puntuales como lo es el funcionamiento del sistema eléctrico, y en particular del sector nuclear donde puede haber afectaciones de seguridad”. 

En este sentido, aseguró que se continuará con los cuidados mínimos para el correcto funcionamiento de las centrales, pero “la continuidad de la generación eléctrica tiene que ver con las mejoras salariales, porque el trabajador no tiene porqué correr con las decisiones políticas que no le conciernen. Los trabajadores no tienen porqué soportar que por una decisión política el salario, después de nueve meses, se les venga a pique y no lleguen a fin de mes”, concluyó Velo.

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