MARTES, 26 DE NOV

En un partido parejo, Argentino y Central Córdoba empataron 1 a 1 en el clásico del ascenso rosarino

Por la fecha 5 del Clausura, con goles de Marín y Zapata, el Salaito y el Charrúa igualaron en el estadio José Martín Olaeta. El encuentro fue disputado, trabado, con más lucha que juego.

 

Argentino y Central Córdoba empataron 1 a 1, en una nueva edición del clásico del ascenso rosarino. El encuentro se disputa en el estadio José Martín Olaeta.

Por la fecha 5 del Clausura, ambos buscan imponerse en un derby de la ciudad que puede marcar su futuro en el campeonato.

El partido arrancó movido, con los dos conjuntos queriendo asumir el protagonismo desde el comienzo. Sorprendió Córdoba por el vértigo y la intensidad con la que inició el derby.

El trámite era parejo, a los dos les costaba tener la iniciativa, todo era muy trabado.

La primera ocasión fue para el local, a los 18, con un tiro libre del talentoso Juan Cruz Vega que contuvo Colombo con dificultades. Poco a poco, Argentino se fue haciendo del balón y empezó a acercarse al arco charrúa.

El Salaito era más, ganaba las divididas, imponía condiciones desde el juego y acechaba cada vez más a Córdoba, que solo apostaba a alguna contra salvadora, viéndose superado.

Sin embargo, la más clara la tuvo el Charrúa, por dos. Primero, Marín con un tremendo derechazo de afuera le reventó el pecho al ‘Gato’ Fernández, que dio rebote, vino un centro desde la izquierda y, por el sector opuesto, se lo perdió Príncipe de cabeza, increíblemente solo.

A los 31, llegó la acción que rompió la paridad. Marín enganchó hacia el medio, probó desde afuera y la pelota se desvió por arriba de Fernández. Lo ganaba el Charrúa.

Tras el impacto del gol, el partido nuevamente se volvió parejo, más friccionado y con menos claridad. A los 40, Boggino quiso cerrar y casi convierte contra su propio arco, contuvo Colombo.

Argentino sintió el mazazo, cuando nada lo hacía esperar. Necesitaba del entretiempo para refrescar ideas y conceptos. Por su parte, Córdoba estaba cómodo con el plan de esperar, recuperar y salir rápido a partir de los espacios que se iban a abrir.

En el complemento, el Salaito trataba de recuperar la pelota, pero cuando lo hacía no sabía que hacer con ella.

A los 18, Aguirre probó de media distancia, muy cerca del palo izquierdo de Colombo. A los 20, un cabezazo de Vranjicán se fue por arriba. Había pocas emociones, pero mucha enjundia para disputar cada balón.

A los 27, Colombo también se quedó con un derechazo de Fernández desde afuera, débil.

El local pudo llegar a la igualdad a los 36. Tras un pelota parada, Zapata apareció por atrás de todos y de cabeza la empujó en soledad para establecer el empate. 

Con la paridad, ambos equipos salieron con todo en los últimos minutos para buscar el triunfo. Ninguno se guardó nada.

No hubo tiempo para más, en un trámite disputado, peleado, más trabado que jugado, fue una igualdad justa en el Olaeta.

 

LAS IMÁGENES DEL CLÁSICO 

 

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