Locomotoras rotas y falta de repuestos: la desinversión estatal pone en riesgo al tren Rosario-Cañada de Gómez
En los últimos dos meses algunos de los trenes que circulan entre Rosario y Cañada de Gómez debieron suspender sus trayectos por desperfectos mecánicos. En algunos casos, la avería se reportó en coches de larga distancia y los regionales debieron reemplazarlos. Ante esta situación, temen que el servicio se privatice o se elimine.
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- Jul 4, 2024
Por Elisa Soldano
Los usuarios del tren que conecta a Rosario y Cañada de Gómez denunciaron que en los últimos meses se cancelaron algunos viajes, dado que las locomotoras se averían y no hay repuestos para repararlas. Ante esta situación, crece el temor por una posible privatización o eliminación del servicio.
De lunes a viernes salen tres trenes de Rosario a Cañada de Gómez, y otros tres hacen el recorrido inverso. Los sábados, en tanto, parten desde Cañada de Gómez dos locomotoras rumbo a la estación Rosario Norte, mientras que una hace el trayecto inverso.
La ex intendenta y actual concejala de Cañada de Gómez, Stella Clerici, dijo a Conclusión: “El servicio se está brindando, pero con déficit y dificultades. Muchas veces se suspende porque se rompen las máquinas, le dicen problemas de tracción, y a la hora de arreglarlas no hay repuestos. Nos preocupa este desfinanciamiento más allá de la voluntad que le ponen los mecánicos y el personal, porque hace que se vaya desacreditando un servicio que es muy bueno”.
A veces las que se rompen son las locomotoras de larga distancia que hacen escala en Rosario –con destino a Córdoba o Tucumán–, y los coches regionales deben dejar de hacer sus recorridos para reemplazarlas. En este sentido, la edila cañadense señaló: “Eso habla de que el desfinanciamiento es general”.
Clerici explicó que en mayo y junio hubo “dos o tres” viajes que se interrumpieron. Es decir, en los últimos dos meses hubo varios días en los que alguna de las seis frecuencias que hacen el recorrido Rosario-Cañada de Gómez no salió por fallas mecánicas o porque debió reemplazar a otras locomotoras que presentaron problemas.
En declaraciones a Conclusión, el ex ministro de Transporte y actual diputado nacional por la provincia de Santa Fe, Diego Giuliano, observó: “Si empiezan a suspender las frecuencias o a quitar material ferroviario, el servicio empieza a perder continuidad. Teníamos programado habilitar el tren Rosario-San Lorenzo y Rosario-Villa Constitución. Si el nuevo Gobierno no quiere avanzar en el plan ferroviario regional, que por lo menos no quite lo que hemos logrado, que significó una inversión de más de 1.100 millones de pesos”.
El legislador, sin embargo, advirtió que el tren Rosario-Cañada de Gómez no es el único que registra fallas: “Tenemos caídas a nivel nacional, como, por ejemplo, el tramo del ferrocarril San Martín que va desde Justo Daract (San Luis) hacia Palmira (Mendoza). Sectores que hoy están en el Gobierno plantearon que ese tren tardaba demasiado. Por supuesto que tarda demasiado. Nadie puede pedir un tren bala cuando durante mucho tiempo el servicio no fue considerado una prioridad y se desinvirtió”.
El integrante de la asociación rosarina Amigos del Riel, Mariano Antenore, ratificó: “Hace más o menos tres meses que empezamos a ver algunas cancelaciones del servicio Rosario-Cañada. No es la primera vez que pasa, pero se empieza a ver con más frecuencia a partir del cambio de gestión”.
“Faltan piezas de reposición –agregó Antenore–, no sabemos si hay órdenes de compra. En la zona de Rosario no hay ningún taller estatal que repare coches o locomotoras, tienen que mandarlos a Remedios de Escalada, en provincia de Buenos Aires, o a la ciudad de Córdoba. No hay máquinas de reserva, cuando se rompe la que está no hay otra para poner”.
En cuanto al mantenimiento y estado de señales, el integrante de Amigos del Riel explicó que, como son pocos los trenes que circulan por Rosario, la comunicación se hace por radio. Si bien esto exime a la ciudad de la problemática del robo de cables, se afrontan otros riesgos como el establecimiento de viviendas “a menos de un metro de las vías”.
Conclusión intentó contactarse con autoridades de la Secretaría de Transporte para ahondar en el tema, pero informaron que, por el momento, no dan entrevistas.
Ciudades incomunicadas
Se estima que, mensualmente, unas 50.000 personas usan el tren que conecta a Rosario con Cañada de Gómez: por viaje, suben entre 50 y 100 pasajeros. A veces es posible notificar con antelación la interrupción del servicio, pero, como se trata de desperfectos mecánicos, otras veces es imposible adelantarse a ellos y los usuarios se enteran que no podrán viajar en la misma estación.
“El tren cuesta mucho menos que un colectivo. En pandemia llegamos a tener 120 frecuencias de ómnibus por día, que llegaban y partían de Cañada. Después de la pandemia se redujeron a menos de 40. No hay servicio de colectivo, es carísimo y malo, por eso se puso en valor el tren, que en general es bueno, pero el hecho de que funcione mal lo va desacreditando”, observó Clerici.
“Nos preocupa una posible privatización de los trenes”
La Ley Bases que recientemente se aprobó en el Congreso contempla la privatización o concesión de la Sociedad Operadora Ferroviaria – Sociedad del Estado (Sosfe), que, como su nombre adelanta, es la que opera y lleva adelante el servicio de trenes.
En este sentido, Giuliano amplió: “El primer proyecto que envió Javier Milei al Congreso no solo planteaba la privatización de la Sosfe, sino de la empresa que administra los activos ferroviarios. La primera intención del Gobierno fue vender las tierras, las vías, las locomotoras, las estaciones, los terrenos en las ciudades más importantes del país y en los pueblos. Eso no sucedió jamás, ni en los 90’s”.
“Privatizar es sinónimo de achicar o de hacer solo lo que es rentable. En el sistema ferroviario tramos rentables hay muy pocos, en el mundo entero es así. Pero todo lo que invertís en trenes, te vuelve en conectividad, en baja de costos logísticos y fletes, en mejorar el comercio y la industria”, completó el diputado.
Y Antenore cerró: “El menemismo desinfló la gestión ferroviaria estatal, que no era totalmente buena en la época de Alfonsín, pero funcionaba. Hubo una desinversión estatal para que la gente se desanimara y pidiera que al tren lo privaticen. El privado, si no alcanza rentabilidad partir de la venta de boletos, la va a obtener reduciendo la cantidad de servicios, desmantelando material o dejando de mantener una vía”.