SáBADO, 30 DE NOV

Fuerzas de seguridad reprimieron ferozmente a trabajadores de una feria en la villa 1-11-14

El operativo se da, según vecinos del barrio, por un intento desproporcionado de allanamiento a un local de celulares. Empezaron a dispersar a la gente de la feria, trabajadores y compradores, con balas de goma y golpes, atacando a muchos a los ojos.

 

Fuerzas de seguridad nacionales y la Policía de la Ciudad de Buenos Aires reprimieron una feria en la Villa 1-11-14 del Bajo Flores, en Capital Federal. Alrededor de las 16 de este viernes, llegaron sobre la rotonda de la Avenida Perito Moreno, luego entraron violentamente por la calle San Juan, que estaba repleta de trabajadores feriantes. Hay varios heridos graves.

El operativo se da, según vecinos del barrio, por un intento desproporcionado de allanamiento a un local de celulares. Empezaron a dispersar a la gente de la feria, trabajadores y compradores, con balas de goma y golpes, atacando a muchos a los ojos. Los heridos fueron trasladados al hospital Piñero.

 

El principal foco de los ataques fueron menores de edad, lo que demuestra lo salvaje del procedimiento, dejando en claro que lo único que sabe hacer la doctrina Bullrich en materia de seguridad es reprimir, instalando el terror por medio de la violencia estatal.

En este caso, los trabajadores de la feria se encontraban realizando sus labores como un día más cuando, sin motivo que lo justifique, los organismos de seguridad irrumpieron violentamente para efectuar un control de mercadería en la zona, provocando el conflicto con comerciantes que fue el puntapié inicial a los bochornosos sucesos que sucedieron a continuación.

Cabe recordar que, hace pocos días en el Congreso, los mismos protagonistas desactivaron los reclamos por la Ley Bases a base de palazos y balas, hiriendo a jubilados, trabajadores de prensa legisladores opositores al gobierno de Milei.

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Como se ve, el modus operandi de un Gobierno fascista como el del actual libertario encuentra su legitimidad en la criminalización de la protesta, desterrando a cualquier disidencia que se atreva a cuestionar de su modelo extractivista, imperialista y saqueador de las riquezas y recursos naturales del país.

Sin pluralidad de voces, desarticulados los considerados «enemigos» o «terroristas», Javier Milei ve terreno favorable para llevar a cabo su macabro plan de destrucción del Estado, el cual tiene sustento en políticas de ajuste, motosierra y licuadora, dejando a un grueso importante de la sociedad argentina lesionada en sus derechos esenciales a costa del beneficio particular de unos pocos pero poderosos factores de poder financieros.

 

 

 

 

 

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