MIéRCOLES, 27 DE NOV

Central, sin copa y con bronca

El sueño fue una pesadilla. La ilusión se transformó en dolor. La alegría previa trocó a tristeza una vez que Marcos Díaz le desvió el penal a Hernán Encina. Allí todo terminó. Central perdió la final de la Copa Argentina por penales ante Huracán y así no pudo cortar una sequía de 19 años sin […]

El sueño fue una pesadilla. La ilusión se transformó en dolor. La alegría previa trocó a tristeza una vez que Marcos Díaz le desvió el penal a Hernán Encina. Allí todo terminó. Central perdió la final de la Copa Argentina por penales ante Huracán y así no pudo cortar una sequía de 19 años sin títulos.

Tras empatar 0-0 en los 90 minutos en San Juan, Huracán venció a Central por penales 5 a 4 y además de la vuelta olímpica y el suculento premio económico, el Globo consiguió el boleto para jugar la próxima edición de la Copa Libertadores de América y pudo gritar campeón luego de aquél título del Metropolitano 1973.

La final, jugada en el estadio Bicentenario de San Juan, tuvo como principal figura al arquero de Huracán Marcos Díaz, quien atajó dos penales en la definición. Huracán, que está en la B Nacional y lucha por volver a primera división, se cruzará ahora con River, ganador del último certamen local de primera A, en la final de la Supercopa Argentina el 8 de febrero.

Huracán dejó en el camino a la instancia decisiva a Boca Juniors (2-0), luego Banfield (2-2 y 3-2 en los penales), Estudiantes de La Plata (2-2 y 3-2 en los penales) y Atlético de Rafaela (2-0). Central llegó a la final tras superar a Juventud Unida de San Luis (3-1), Tigre (1-0), a los suplentes de River Plate (0-0 y 5-4 en los penales) y Argentinos Juniors (5-0).

El primer tiempo fue jugado con los nervios propios de una final, no tuvo siquiera una llegada clara, y al menos Huracán tuvo más tenencia de pelota y algo de iniciativa, pero sin profundidad en los últimos metros.

Después del descanso, Central salió con otra agresividad, se paró más adelante en el campo e intentó con las proyecciones de Paulo Ferrari y Rafael Delgado, aunque los intentos terminaban en centros sin definiciones acertadas.

Cuando más retrasado estaba Huracán y parecía conformarse con la igualdad y los posteriores penales, creó la mejor opción del partido, en una réplica que derivó en un mano a mano de Ramón Abila, pero su remate bajo fue desviado por Mauricio Caranta.

Sobre el final del partido el equipo de Parque de Los Patricios volvió a tener cerca el triunfo con el mismo protagonista, Abila, quien definió apenas desviado del poste izquierdo, tras un centro rasante de Agustín Torassa.

Ya en los tiros penales apareció, como en las series ante Banfield y Estudiantes, la figura de Díaz, quien detuvo dos disparos y le dio la gloria a Huracán, 41 años después del inolvidable equipo dirigido por César Luis Menotti. Para Central, acompañado por el 75 por ciento de la cancha, fue todo decepción. Salvo el clásico ante Newell’s tuvo un semestre para el olvido y lo cierra con una final perdida ante un rival con un plantel inferior en calidad.

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