Encuentran celular en poder de una mujer presa por participar en los crímenes de cuatro trabajadores

Una requisa realizada este martes por la mañana en la cárcel de mujeres de Rosario, ubicada dentro del compeljo penitenciario de la zona sudoeste, en 27 de Febrero al 7800, se encontró un teléfono celular en poder de una mujer que fue imputada por participar de los crímenes que conomocionaron a la ciudad en el mes de marzo, cuando fueron asesinados cuatro trabajdores al azar .

Según informaron las fuentes oficiales, Macarena M., de 27 años, se encuentra alojada en un pabellón de los denominados «alto perfil». Fue imputada por su participación en los homicidios de de los taxistas Héctor Raúl Figueroa y Diego Alejandro Celentano, el colectivero Marcos Daloia y el playero Bruno Bussanich.

De acuerdo a la investigación judicial, los responsables por los homicidios son parte de dos células armadas desde la cárcel. El jefe de una de ellas sería un interno del penal de Piñero, y el de la segunda un supuesto instigador que estaría alojado en una prisión federal pero que no está identificado aún.  El preso de Piñero es Aljandro Núñez, conocido popularmente en los medios como «Chucky Monedita», a quien le atribuyeron los fiscales haber ordenado los crímenes.

La mujer de Núñez, Brenda Pared, fue acusada de seleccionar, junto a otras personas, a los menores que cometieron los crímenes y proveerles de lo necesario para que los lleven a cabo. Y, Macarena M. no sólo es muy cercana a Brenda Pared, sino que también participó de la organización de los homicidios. 

Según la investigación e imputación del fisal Patricio Saldutti, la joven a quien le acaban de quitar el teléfono celular que encontraron en su celda, tuvo un importante rol en la planificación del homicidio de Héctor Figueroa, ya que, junto a otras dos personas,convocó a los dos menores que ejecutaron el hecho, les dio las instrucciones y le entregó el arma y la nota que debían dejar en el lugar, tras perpetrar el asesinato.

Una vez que los perpetradores cuplieron su tarea, volvieron a reunirse con la mujer, le devolvieron el armar y recibieron el pago de 300.000 pesos para cada uno, pago que ella misma realizó.

En cuanto a la forma en que ese teléfono celular llegó a un pabellón de alto perfil, el foco está puesto, por supuesto, en los agentes penitenciarios. En ese sentido, el ministro de Seguridad, Pablo Cococcioni argumentó que «la inmensa mayoría cumple con sus tareas de la mejor manera, existen este tipo de personas que ensucian el uniforme penitenciario y eso lo vamos a combatir siempre”.