El nuevo torneo de primera se jugaría de febrero a diciembre, todos contra todos, y con un receso por la Copa América que se jugará en Chile entre el 11 de junio y 5 de julio, mientras que en julio y agosto se abriría el mercado de pases.

Pocos días después de la propuesta de Boca, River y San Lorenzo de jugar un torneo de transición de seis meses, el viernes pasado la mayor parte de los clubes decidieron jugar el certamen largo, lo que significó una derrota política los tres clubes grandes mencionados, y un triunfo para los clubes de la B Nacional y de los demás clubes del ascenso.

El Comité Ejecutivo ratificó lo aprobado por unanimidad en el boletín oficial del 4 de agosto de este año, en cuanto a que el próximo campeonato lo jueguen 30 equipos, aunque quedó pendiente el formato del torneo, que en ese momento era a una sola rueda, con 29 partidos, una fecha de interzonales, un campeón y dos descensos.

El martes pasado, Segura confirmó que el Comité Ejecutivo había aprobado en forma unánime la disputa de un torneo de transición de seis meses, para aprovechar el libro de pases europeo y posteriormente jugar el torneo largo entre agosto de 2015 y junio de 2016.

Sin embargo, tres días más tarde, el viernes pasado, se reunieron en la sede de la AFA, el presidente de la AFA, Luis Segura; el secretario Miguel Silva, el tesorero Eduardo Spinoza; los titulares de Boca, Daniel Angelici, y de River Plate, Rodolfo D’Onofrio (ambos vicepresidentes de la AFA), y el presidente de San Lorenzo, Matías Lammens.

También participaron del encuentro, Alejandro Burzaco, presidente de Torneos y Competencias; y Pablo Paladino, por Fútbol Para Todos, el programa que televisa los partidos de Primera División y de la B Nacional.

Luego del encuentro se resolvió finalmente la organización de un campeonato largo, lo que marcó una derrota política para los dirigentes de Boca, River y San Lorenzo, quienes impulsaban un torneo corto y que los clubes que ascendieran del Nacional B no tuvieran voz ni voto en el Comité Ejecutivo.