MIéRCOLES, 27 DE NOV

Catalejo TV: el regreso del Rock de los Fachos

En esta oportunidad Gisela Gentile y Alejandro Maidana dialogaron con Mumo Oviedo y Martín Mazzucchelli, quienes junto a Lala Brillos integran este disruptivo grupo humorístico.

Todas las semanas se emite por el canal de YouTube de Conclusión un ciclo que busca acercar la realidad, para poder interpelarla profundamente. Es por ello que Catalejo, a lo largo de treinta minutos, aborda diversos temas ligados a la actualidad, cultura, salud, política, opinión e investigación, tratando de amplificar en todos los casos, un imprescindible debate.

En este capítulo, Gisela Gentile y Alejandro Maidana dialogaron con Mumo Oviedo y Martín Mazzucchelli, artistas rosarinos que a través del Rock de los Fachos elevan una respuesta política con profundo anclaje en el humor absurdo.

La realidad del país exaspera y como emergente de la misma una parte importante de la sociedad envalentonada por el rumbo de las políticas nacionales no titubeó jamás en dejar aflorar su espíritu reaccionario.

Ante este escenario, un grupo de artistas rosarinos decidió romper las cadenas del debate preestablecido, para dar la batalla desde otro lugar, desde la picaresca, la sátira, en definitiva, del humor ácido.

La banda musical “La Beriso” sin duda alguna fue la aportante a una iniciativa tan absurda como disruptiva. “Fueron las desafortunadas declaraciones del Rolo las que sumaron muchísimo para poder retomar aquella idea que teníamos en nuestros inicios. Así fue como nació “El rock de los fachos”, casi por necesidad”, sostuvo Mumo Oviedo.

Son tan explícitos en sus puestas en escena, que en más de una oportunidad han sido interpelados por personas que provienen de sectores revolucionarios, y ovacionados por conservadores que no han podido interpretar la ironía de sus relatos.

“El rock de los fachos” volvió a sonar, el absurdo vuelve recargado, al igual que las políticas neoliberales de una casta que lejos de dar un paso al costado, pegó la vuelta con la misma y firme idea de siempre. Ajustar a las mayorías para complacer a esa minoría maniquea que sigue soñando con una Argentina para pocos.

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