MIéRCOLES, 27 DE NOV

Cuando el mensajero es el mensaje: en Empalme Graneros no solo hay balas, también hay esperanza

Una vecina encontró en el portón de su casa un papel escrito a mano. Entró en pánico porque pensó que se trataba de un mensaje mafioso. Al leerlo, se llevó una enorme sorpresa.

 

Cerca de las 9 de la mañana del pasado martes 8 de marzo, una vecina de Empalme Graneros salió de su casa para ir a trabajar. Contó a Conclusión que, como todos los días, siempre hace lo mismo: trata de estar lo menos posible en el jardín, saca el auto lo más rápido que pueda para tomar Liners, desde Bielsa hasta Junín, e ir para el centro que es la zona en donde trabaja. En el portón vio que entre los barrotes había un papel. De lejos pensó que se trataba de un impuesto, pero cuando se fue acercando vio que era una hoja de cuaderno y, cuando se acercó más, vio que tenía algo escrito. El miedo la paralizó, pensó en no abrirlo, en no leerlo. Creía que era una de esas notas que dejan por ahí de “Andáte en 24 horas o te matamos a las bendis, te metemos balas”.

Pero cuando empezó a leerlo se encontró con un mensaje escrito a mano y firmado: Atentamente de su vecina Emilia”, a quien asegura que no conoce.

El mensaje escrito a mano empezaba diciendo que “Dios está dando tiempo para que lo conozcan y lleguen a salvarse”.

“Dios nos promete que muy pronto podremos disfrutar de la vida en paz y seguridad, cuando él destruya todas las cosas que la humanidad está sufriendo”.

La mujer tuvo una sensación de alivio, de que no eran amenazas de supuestos narcos que andan baleando para meterse en las casas y usarlas de puntos de venta de drogas.

“Pero el alivio no fue el primer sentimiento, porque mientras lo leía sentía que me estaban dejando un mensaje de esperanza entre todo lo que se está viviendo. Me sentí bendecida. Después es que me sentí aliviada”, contó.

La carta terminaba diciendo que si quería más información podía “dirigirse al sitio en internet JW.org”.

La vecina lo buscó en Instagram. Era la página oficial de loa Testigos de Jehová. Sí, esos que andan con polleras largas en medio de calores sofocantes golpeando las puertas de las casas y a los que ella misma no los atiende porque desde chica se quedó con lo que decía su abuela de que si los atendías una vez “no te los sacabas nunca de encima”.

Se acordó de eso y sonrió. “Ojalá anden tocando más el timbre los Testigos de Jehová para hablarme de Dios, de cualquier Dios, el mío, el tuyo o el del otro. Simplemente, que me llegue a mi propia casa un mensaje de paz, no tiene precio”.

La vecina que recibió este mensaje dice que puede tratarse de “una nueva forma de predicar de los Testigos de Johová en tiempos en que es peligroso caminar por el barrio».

“Yo tengo miedo. Tampoco hago las compras acá. Y si tengo que tomar el colectivo es un desastre, el único que me deja en el trabajo es el 130. Tengo que esperarlo en Vélez Sarsfield y Camino Aldao. Pasan cuando quieren. A veces la aplicación te dice que está a cinco minutos y ves que van dos, tres y cuatro ómnibus a punta de línea donde termina el recorrido en Urquiza y Magallanes, pero no vuelven y uno queda ahí, en medio de la nada. A veces están los gendarmes dando vueltas, a veces no. Y no sabés de dónde te va a venir una bala”, dice.

El barrio no era así. Cuenta que las cosas se pusieron “bravas” después de la primera apertura en pandemia. “Yo pensaba que sin haber gente en la calle cuando se levantara todo iban a empezar a robar, pero nunca me imaginé esto, que haya balaceras todos los días. Y tengo más miedo cuando veo que en vez de los gendarmes andan patrullando los móviles de la Policía. Ahí sí no sé si es peor que dos en una moto”, confiesa.

En donde «todo se sabe»

“Acá todo se sabe. Diez años atrás sabíamos quién vendía droga, veíamos los móviles de la Policía que iban dos veces a la semana a los búnker del barrio y no pasaba nada. Las cosas se pusieron peor cuando empezaron a meter gente presa en estos últimos años. ¿Cuántos narcos pesados cayeron cuando estaba el socialismo? Dos o tres nada más. Desde hace dos años empezaron a detener a más vendedores de droga y eso a la Policía no le conviene, por eso creo que lo que está pasando es un entramado más complejo, una consecuencia de años y años de lo que dejó el socialismo. Porque acá, en la seccional de Empalme, podemos decir y con mucho orgullo que el socialismo nunca ganó una elección y ojalá que nunca lo haga”, concluyó la vecina.

 

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